Volver

VOLVER. Son españoles y vuelven a su país de origen a terminar sus días, pero aunque son de aquí aterrizan en una tierra extraña, diferente a la que dejaron hace cuarenta años, sólo intacta en sus recuerdos. Han crecido y evolucionado como personas en un lugar extraño que se ha enraizado en sus vivencias, mezclándose con sus recuerdos. Son los emigrantes retornados, los que ahora están contando sus experiencias en unas jornadas organizadas por el Centro Unesco de Castilla y León en la Facultad de Educación de la Universidad de León. Ofrecen sus vivencias a un grupo de estudiantes que, entre la temática del curso analizan los flujos migratorios, tanto internos como externos, muy conocidos ya en la actualidad. Sin embargo, el fenómeno del retorno es relativamente novedoso y está pendiente de analizar en profundidad. Las primeras generaciones vuelven por motivos sentimentales, de apego. Llegan a la jubilación o tienen suficiente dinero para disfrutar de ella y deciden hacerlo en España. También vuelven los que se ponen enfermos o sufren una incapacidad que les imposibilita seguir desarrollando su trabajo. Pero, según el estudio del Centro Unesco de Castilla y León, las segundas o terceras generaciones no retornan. España cuenta con una amplia presencia de nacionales más allá de sus fronteras. El INE cifra en más de un millón de españoles residentes de forma permanente en el extranjero y más de diez millones de desplazan anualmente al exterior de forma temporal, por estudios, trabajo, turnos o cooperación internacional. Por eso, los desplazamientos han adquirido una nueva dimensión que supone un reto para la legislación que protege a toda la ciudadanía española en el exterior y a la que vuelve porque al fin y al cabo «veinte años no es nada».