CONTRACORRIENTE | MIGUEL PAZ CABANAS
Pájaros y-¦ pajarracos
LA MAYORÍA de las personas piensa que envejecer bien consiste en tener las articulaciones en buen estado de revista y los capilares lo menos endurecidos posibles. La mayoría de la gente tiende a pensar, también, que madurar es ver el mundo desde una ideología conservadora y alejada de la rebelión intelectual de la adolescencia.
Esa es la orientación higiénico-reaccionaria que le damos a nuestros últimos años de vida, pero lo cierto es que, excepcionalmente, hay gente que hace exactamente lo contrario: parte de una juventud cómoda y liberal y con el tiempo asume filosofías radicales y subversivas. ¿Un ejemplo? Clint Eastwood. Disfrutando de su última, sencilla y espléndida película, uno se asombra al ver la mudanza de un tipo salvaje que empezó baleando el culo de los malos en su época de Harry el Sucio, y que ha acabado transformándose en un sabio que, desde una melancolía lúcida y transgresora, destripa como nadie los prejuicios y mezquindades más profundos de la sociedad actual. Es realmente un privilegio poder ver una obra de este autor en tiempos tan mediocres como los que corren. ¿Salirse del camino trillado, abandonar las creencias enquistadas tras años de sectarismo y dedicación a las mismas ideas y líderes? Ni lo sueñen. Eso no sucede casi nunca, y es particularmente arduo entre la clase política: vean sino la reacción de los gentiles del PNV, a los que, como bien decía en esta misma página Cristina Fanjul, se les ha desencajado el rostro y, probablemente, las meninges. Qué bochorno ver a estos nacionalistas mesiánicos aferrados a los sillones que, durante décadas, han mullido a su goce y satisfacción.
No son los únicos, desde luego, hay Comunidades que parecen gobernadas por auténticos reyezuelos medievales y es que este país, a falta de personas que cultiven la duda sobre sí mismas, donde muchos entran en la política como «aves de paso», está más bien lleno de pesados carroñeros. Lo que me lleva a recordar que, precisamente, una de las mejores películas de Eastwood se titulaba «Bird».