George Schaller

ESTE ZOÓLOGO estadounidense es hoy, a sus 74 años, un mito. Pocas personas han estudiado en lugares remotos a los grandes mamíferos. Empezó a los 26 años viajando a los volcanes Virunga, en el bosque de niebla congolés, para investigar a los gorilas de montaña. Fue el primer biólogo que comprobó que el gorila no era una bestia sin sentimientos. En su cuaderno de campo, relata: -Nadie que haya mirado a los ojos aun gorila olvidará el momento. La distancia que separa al gran simio de nosotros, desaparece; nos damos cuenta que el gorila vive a nuestro lado.

El nexo entre la humanidad y los grandes animales ha guiado la vida aventurera de Schaller. Tras los gorilas del Virunga vinieron los leones del Serengueti, los jaguares de Brasil y los osos panda de los bambusales de las montañas chinas de Wolong. Después, se dirigió a la cordillera del Himalaya a investigar la ecología del felino menos conocido del mundo: el leopardo de las nieves, fantasma blanquinegro entre los carneros azules y los yaks del Tibet. Como presidente de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre, ha logrado poner en pie más de una veintena de reservas y parques naturales. Las más conocidas son el Refugio Nacional Ártico de Vida Salvaje, santuario para el caribú, el oso polar, el oso grizzly y aves acuáticas como el ánsar nival, y la reserva natural de Chang Tang, 300.000 kilómetros cuadrados del Tibet que albergan lo más granado de la fauna asiática de alta montaña.

Su último objetivo es crear un refugio a lo largo de sectores de Afganistán, Tayikistán, Pakistán y China, para conservar, entre otras especies, a los amenazados carnero de Marco Polo, camello bactriano y leopardo de las nieves. El problema de esta región es la violencia contra la gente y la fauna, en un caos de guerras de talibanes, tayikos, pastunes, soldados de la ONU, tibetanos y chinos. Si George consigue establecer este parque de paz, preservará también la vida de los pastores del techo del mundo.