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CRÉMER CONTRA CRÉMER | VICTORIANO CRÉMER

El viento de Antibióticos

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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LA CIUDAD de León es, de entre los pueblos que conforman la Península Ibérica el más generoso, el más dadivoso, el más engañado de la Creación.

Vienen unos señores de nunca se sabe dónde, y se fijan en un territorio situado en la margen del camino jacobeo de Puente Castro y solicita del ya por entonces Ayuntamiento único a todos los efectos que se les conceda autorización para instalar en tales y cuales espacios, una industria creo que de forjados, ofrecido al Concejo de León, la seguridad de que mediante la industria que en aquellos prados pretendían instalar los recién aparecidos la reconstrucción, restauración o rehabilitación de la zona sería como coser y cantar garantizada la incorporación a sus planes de no menos de cien trabajadores y por tanto de unos índices económicos como para la conversión de la Ciudad, humilde y confiada, en una de las zonas más activas y valiosas de toda la provincia.

El Ayuntamiento recibió la oferta como si se tratara de una tentación del Corte Inglés y aunque no dijo que bueno, que sí, que para eso estábamos, dejó en manos y en boca del correspondiente concejal de construcciones y futuridades para que estudiara el negocio y emitiera el correspondiente estudio.

Y naturalmente, como sucede siempre cuando un señor poderoso y con dineros se empeña en comprar algo interesante, se decretó, como consecuencia del estudio del edil de turno, (un abogado con prestigio popular) aceptar la proposición y se le vendió el pedazo de Ciudad a los compradores que tan espléndido nos lo ponían.

Se constituyó una empresa y se levantaron paredes. Y hasta se inició la operación prevista...

Hasta que, cuando apenas llevaba la empresa unos meses de operaciones advirtieron los protagonistas de la oferta que el verdadero negocio estaba no en la construcción de la fábula empresarial, sino en vender al mejor postor el territorio adquirido: las cuatro herramientas que habían alquilado, para disimular el fraude y allí se acabó la historia.

El negocio obtuvo su precio y los industriales con los bolsillos más o menos ocupados fueron borrados del mapa leonés...

En resumen, una vez más León había sido explotado, engañado y sometido a las manipulaciones de aventureros de ocasión...

El buen pueblo ni se enteró. Bueno y con las reservas consiguientes y convenientes, otra operación frustrada fue la de la Fábrica de Antibióticos, en la que también habían aparecido personajes de Ley y que al cabo de algunas reformas y cambios de operadores, resultó la empresa que más dineros le está costando a la Ciudad.

Ahora, en plena crisis, anuncian estos redentores de miserias que se ven obligados a imponer otra fase de despidos y que por tanto cualquier oferta o promesa que se hubiera podido ofrecer queda sin efecto imponiendo en cambio una nueva versión de habilidosa manipulación para solicitar, en su día, del Estado, de la provincia y del Municipio otra nueva subvención para no verse obligados a cerrar hasta que se consiga dominar la crisis.

Y el Estado, la Nación, la Provincia y el Municipio se preparan para sufrir el nuevo pufo...

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