EN BLANCO | JAVIER TOMÉ
Nombres
PASEN Y VEAN. El espectáculo de la vida nunca termina, y así asistimos con sobrecogido pesar a la pérdida de la custodia de sus hijos por parte de una pareja de Nueva Jersey, la acreditada patria chica de los Soprano, dado que el mayor de los críos lucía el poco honroso nombre de Adolf Hitler. En defensa de la legalidad ciudadana, las autoridades decidieron incluir al matrimonio en el apartado de bichos raros, al tiempo que las instituciones comarcales se hacían cargo de las inocentes criaturas, antes de que se les infectara la filoxera mental propia de sus ancestros. El gilipollómetro, en definitiva, está que echa humo, aunque con respecto a nombrecitos rebuscados los españoles no podemos arrojar la primera piedra. Ni mucho menos. Ahí tenemos, dentro del bandidaje patrio, a elementos como Uñas Largas, Pucherete, Cuerpotordo, Mofletes, el Niño de Trina y hasta al sanguinario Afeitagüevos, apodo cuyos entresijos prefiero evitarles.
Si echamos un vistazo a ese tipo de hembras capaces de llevar a los hombres por el mal camino, es imposible olvidarse de Sherezade García, Flor de Fango, Pepita Parachoques o la descocada María la Gorrina. Algunos bebés ya llevan el futuro grabado en los genes, lo que ocurre con Armando Corchea, el panadero Rufino Tragamolletes, Gary Cooper Fernández o el estadista Axiomas Aznar. Con respecto al mundo del deporte, Fermín el del banderín no precisa tarjeta de presentación, pero sí que le invaden ciertas dudas al boxeador Hamlet Patrocinio Pérez, siempre preguntándose si le arrea o no a su contrario. ¿Y qué me dicen de Perico el de los Palotes y el Capullo de Jerez, o de dónde sea? Ninguno de ellos, desde luego, pasará al olvido de las hemerotecas.