CRÓNICAS BERCIANAS | MANUEL FÉLIX
La felicidad del pobre
EL ARTE del comerciante viene a consistir básicamente en llevar un producto de un lugar donde abunda hasta otro lugar donde se paga caro. Y así surge el negocio, el trabajo, el servicio y el beneficio privado y social. El empresariado del Bierzo ha demostrado su habilidad para moverse en el mundo de los negocios. Es emprendedor, y como tal, cuenta con la pizca necesaria del que arriesga para que prosiga la evolución económica y desaparezca el estancamiento, propio del usurero que prefiere no mover su dinero. Hoy llamada banca.
En tiempos de crisis económica se agudiza el ingenio. Dice el genial filósofo español Fernando Sabater que su sueño es el mismo que el de Picasso: tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres. Pero en el Bierzo eso no cuaja, y por eso me ha llamado la atención que los del Círculo Empresarial Leonés estén intentando crear su propio banco, su propia caja de ahorros. Sí, como suena.
Si están pasando apuros financieros y no les abren el grifo del dinero, les devuelven los pagarés y el papel no sirve para nada, han ideado crear algo que han dado en llamar «sociedad inversora». Consiste en que varios empresarios que tienen poco dinero, junten su montoncito de billetes para hacer un montón grande con el que poder afrontar retos de negocio e inversión. Y me imagino que para darle en el morro a los bancos y a las cajas no han pensado otra cosa mejor que llamarle a esa sociedad «Ángeles Inversores».
Suena a apocalíptico, suena a salvación, a cielo y a infierno. Pero, en definitiva de lo que se trata es de espabilar antes que tirar la toalla. «Primero son mis dientes que mis parientes», dice refrán. Está claro que lo de crear una sociedad inversora no lo inventaron los hombres del presidente de la patronal berciana, pero en estos momentos, con lo de los Ángeles Inversores, se puede crear un precedente que haría tambalear el sistema establecido. Eso sí, otra vez reinventándose.
Recuerdo que los del Círculo Empresarial Leonés del Bierzo ya habían amagado hace meses. Cuando la cosa empezaba a ponerse oscura anunciaron la creación de una «lista negra» de bancos y cajas de ahorro que no les ayudaban en el momento en el que pintan bastos. Ese boicot no cuajó, no lo hicieron, y ahora quieren crear su propia bolsa financiera. Incluso han dicho que esperan contar con los propios bancos y con la administración pública. Lo dudo. Pero está bien al menos la idea. De hecho, entre cierto empresariado berciano existe lo que en el cole se llamaba compañerismo; vamos, colegas, buen rollito. Eso sí, aquí, tú en tu casa y Dios en la de todos.
Con lo de la sociedad inversora, seguro que no pasa lo mismo que con la política; eso que definió un cura francés como un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir. Aunque no se puede generalizar en nada. ¿Han visto cómo se las gastan en Carucedo? Al portavoz del PP le han montado un pollo delante de su casa porque ha osado denunciar que el agua que sale por el grifo no es potable y que el alcalde no publica los informes de los análisis. Por eso, ante estas situaciones prefiero, como Picasso, la felicidad de los pobres.