TRIBUNA | maría teresa gonzález rodríguez
León: una imagen, mil palabras
ACABAMOS de celebrar el Día Forestal Mundial, una jornada para hacer un llamamiento especial a la conservación del medio ambiente y más concretamente para resaltar la importancia de los árboles, su utilidad, su cuidado o sobre el peligro que para ellos representa el fuego. Todos somos responsables a la hora de conservar en las mejores condiciones el patrimonio natural heredado, y desde las Administraciones se debe concienciar de los beneficios que los árboles y las cubiertas vegetales ofrecen a la sociedad.
En el 2007, la ciudad de León contaba con un censo de árboles de 29.840 unidades de distintas especies, 7.000 de ellos en La Candamia, y con más de dos millones de metros cuadrados en zonas verdes (datos actuales recogidos de la web municipal). Ni que decir tiene que entre 2008 y 2009 no se han aumentado dichas cifras. Se puede hablar maravillas del medio ambiente, pero deben ir acompañadas de realidades que mejoren la calidad de vida de las personas.
La imagen de una ciudad es el resultado del conjunto de ideas y percepciones compartidas por cada uno de los principales objetivos: residentes y visitantes. Estos últimos ya sea a través del turismo o por estancias relacionadas con asuntos laborales. La forma más directa de percibir cuál es el grado de preocupación y de interés de los gobernantes de una ciudad es mirar hacia el estado de las calles, los edificios y, sobre todo, la imagen de conservación y mantenimiento de las arboledas, parques y jardines. Cualquier persona que llega a una ciudad y observa las zonas verdes, -"aquellas que interrumpen la apisonadora del asfalto y aparecen en los mejores lugares como si quisieran dar un soplo de aire a la ciudad-", no suele exclamar «¡qué bien cuidado está todo!», sino que piensa que a los gobernantes les importa de verdad la mejora de la calidad de vida de sus vecinos al ver todo en perfecto estado.
Hasta el año 2007, León era referencia de lo anterior y su imagen era valorada notablemente no sólo con felicitaciones, sino también con datos, ya que un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizado ese mismo año situaba a León en el noveno lugar de las ciudades más limpias de España. Si ahora se dieran una -˜vueltina-™ por aquí, estaríamos a la cola y entre los lugares más sucios y deteriorados.
La incapacidad de este equipo de gobierno es como la poca vergüenza, no conoce límites. Y el señor Fernández nos castiga con el látigo de su inoperancia haciendo a los leoneses y leonesas soportar la ingobernabilidad casi absoluta de esta ciudad. Así se ha demostrado durante el pasado año en toda la ciudad. La dejadez es absoluta, el olvido perdura y la poca vergüenza está cada vez más presente en el día a día de los gobernantes de esta ciudad, pues lejos de trabajar por recuperar lo que hemos perdido los leoneses, niegan la mayor. El alcalde debe estar muy liado para no tener tiempo ni de visitar los barrios de la ciudad, lo mismo para escuchar a los vecinos, quienes reclaman que se cuiden los jardines, que se limpie la suciedad de los parques y que se poden los árboles, que para eso pagan las brutales subidas de impuestos. Sin embargo, se trata de un dinero que el alcalde tendrá que utilizar para pagar las indemnizaciones a los jardineros, reclamadas por un juez. ¿Y después? Después vienen los contratos irregulares, los favoritismos y más subidas de impuestos. Todo es un sin sentido, no se puede realizar una gestión más deficiente.
Tenemos un panorama al igual que el nacional, lamentable y desolador. Atrás quedaron las promesas de cercanía, de atención a las demandas. Poco tiempo duró la sonrisa fácil y embaucadora que lo único que revela es que cubre el rostro para la época de elecciones y/o para cuando no haya crisis.
Pero el señor Fernández en lo único en lo que está obsesionado es en tejer una maraña de datos confusos, tras los cuales protegerse. El 31 de marzo del pasado ejercicio suprimieron la plantilla y ello sin tener a nadie encomendado en el mantenimiento, porque para verano ya iban a tener el servicio privatizado. Más tarde, contrataron a una empresa estatal llamada Tragsa, que se dedica a limpiar montes, -"vamos, que de parques y jardines no tienen ni idea y así nos ha ido hasta la fecha-". Eso sí, con esta empresa del Estado las condiciones económicas son distintas a las que se puede aplicar a una leonesa, pues se le paga 102.000 euros antes de que realice el trabajo de poda. Es impresentable que quieran jugar así con los ciudadanos poniendo siempre la misma excusa, cuando emplean el dinero para lo que quieren y para los que quieren.
Dicen que no hay nada más real que los hechos mismos. La imagen que tenemos en nuestra mente nos ayuda a dibujar la realidad en la que vivimos. Los jardines han sufrido los desmanes de la política del equipo de gobierno. Ha sido un clamor denunciado por la oposición, por los medios de comunicación, por las asociaciones de vecinos. Creo que antes de permitir la entrada del AVE a nuestra ciudad tengan algo que ofrecer para que eso sea productivo y no inviten a turistas a que visiten una ciudad que por historia y emblema no se merece la falta de voluntad y desidia política.
León es una ciudad bimilenaria, una ciudad que desde siempre ha estado orgullosos de la positiva imagen que proyecta a los visitantes y una ciudad que aspira a potenciar un aeropuerto para atraer al turismo y no ahuyentarlo por la incapacidad de sus gobernantes de crear una imagen de León. No se puede gobernar con palabras bonitas y simples, cuando lo único que se está haciendo es mirar hacia otro lado. Y todavía se atreve el alcalde a decir que todo está fenomenal y que él no ve que la situación de los baches de las calles, de la suciedad en los parques y del abandono de los jardines, sea tal mala. Yo lo que pienso, es que el señor Fernández nos quiere bien poco porque piensa que tenemos que aguantar lo que nos echen. Señor Fernández, ni imagen, ni mil palabras.