Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS | CARLOS FIDALGO

La ruta de Sir John Moore

Ponferrada

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PARECE una novela de Pérez Reverte. Pero sucedió de verdad. Y sucedió en el Bierzo, hace doscientos años. Las tropas inglesas del general Sir John Moore y las españolas del marqués de La Romana se retiraban hacia Galicia perseguidas por el emperador de Francia. Napoleón Bonaparte tomó Astorga y tuvo que regresar de urgencia a Madrid, pero sus soldados, sus húsares y sus dragones, continuaron acosando a los británicos, aliados de los españoles levantados en armas contra la ocupación francesa. Sir John Moore entró en el Bierzo por el puerto de Manzanal a comienzos de enero de 1809, despeñando la artillería por los barrancos para ganar tiempo en medio de la nevada. El marqués de La Romana tuvo que hacerlo por Foncebadón. Y ahí comenzó lo peor.

Bembibre fue la primera población en sufrir los desastres de la guerra. Y no fueron los franceses los culpables. Rezagados del ejército británico descubrieron el encanto del vino y de las mujeres de sus aliados, y creyendo que tenían tiempo de disfrutar del caos de la guerra, bebieron, violaron y quemaron a su antojo. Los dragones les dieron alcance con la villa ardiendo todavía y un buen puñado de británicos, borrachos o adormilados, fueron masacrados a sablazos sin oponer apenas resistencia.

En el puente de Cacabelos, los dos ejércitos se encontraron. Allí murió Colbert, en una heróica, y quizá por eso estúpida, carga de caballería contra los tiradores británicos el 3 de enero. Caída la noche, los ingleses se retiraron a Villafranca dejando las hogueras encendidas en lo alto del Castro de la Ventosa para engañar a los franceses. Unos y otros saquearon la localidad de la Colegiata y la iglesia de Santiago y cruzaron a Galicia por la quebrada del Valcarce para seguir luchando.

Sir John Moore acabó embarcándose en La Coruña, pero tropas del marqués de La Romana, bajo el mando del general Mendizábal se conjuraron para cortar la comunicación del ejército francés en Galicia con la capital del reino y regresaron al Bierzo dando un rodeo por Zamora y La Cabrera. Se armaron como pudieron en Ponferrada, donde encontraron un viejo cañón, y el 19 de marzo plantaban batalla a las tropas invasoras acuarteladas en Villafranca. Estaban en inferioridad de condiciones, peor armados, pero los franceses se asustaron al verlos, se replegaron por la calle del Agua y se encerraron en el castillo, convertido en cuartel y caballerizas después de los sucesivos saqueos.

Se rindieron. Se avergonzaron al descubrir que los españoles eran menos. Y durante un mes, las tropas de Mendizábal, el general que hizo posible la segunda victoria española en la Guerra de la Independencia después de la batalla de Bailén, mantuvieron el control de Villafranca.

Sucedió aquí. Sí. Doscientos años después parece una novela. Y aunque el bicentenario de estos hechos ha pasado por el Bierzo con más pena que gloria, una propuesta del grupo socialista en las Cortes de Castilla y León pretende ahora crear una ruta turística siguiendo el recorrido de la retirada de Moore, desde Salamanca a Piedrafita. Si el PP olvida el enfrentamiento partidista y apoya la propuesta, del eco de una guerra espantosa habrá nacido algo bueno.

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