La Negrilla

Ese gigante escultórico hermoso y bello, creado por Amancio González Andrés y que simboliza uno de los arbolones de esta tierra (el negrillo), fascina, seduce.Tiene fuerza, poder, serenidad. Hay mucho arte en esa creación. No soy experta, pero qué bien hecho está. Párate delante de él, dale la vuelta entera y verás que es perfecto en formas y volúmenes. Esos brazos grandes y acogedores te invitan al abrazo cálido. Esas manazas y pies en estado de descanso parece que te dicen; ven siéntate. Su desnudo —que apenas lo ves si no te paras delante, con cierto pudor, a mirarlo— te estremece  por lo bien dotada proporcionalmente que está la criatura. Mírala y admírala detenidamente. Su sensualidad es voluptuosa y profunda hay en ella fortaleza y ternura. Transmite los dos espíritus, el masculino y el femenino. En noche de luna llena brilla —siendo como es mate su cuerpo— y cuando llueve, la lluvia resbala «por la mole de su piel bronce», se llena de energía, cobra vida, no importa quedarse allí un rato bajo el paraguas mirándola, misterio.Algún día me sentaré a su lado con un niñín para contarle una historia de la giganta negrilla, los gigantes son verdaderos enigmas.