Diario de León

TRIBUNA | AMAIA BERANOAGIRRE ARTEAGA *

Homicidios de mujeres y trastorno delirante

Para reducir el número de mujeres muertas por sus parejas, así como otros homicidios y suicidios, resulta imprescindible contar con recursos psiquiátricos

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A POCOS PROBLEMAS se están dedicando tantos esfuerzos y recursos como a la llamada «violencia de género», a pesar de ello, las muertes no disminuyen; quizá, conviene ampliar las perspectivas de análisis para mejorar los resultados. Vamos a analizar el caso de Maximiliano Couto utilizando la psicología clínica.

Maximiliano cumplía condena de 2 años y 7 meses por maltrato a su exmujer. Salió de permiso carcelario 20 días antes de cumplir su condena, por intermediación de su novia, M.ª Rosario. Con la que llevaba 8 años saliendo y no se conocían disputas, era su único apoyo, lo cuidaba, iba a buscarlo y lo llevaba de vuelta a la cárcel, durante los permisos carcelarios. En el último permiso mató a Rosario, agredió a dos vecinos y dos guardias, y al cabo de tres semanas se suicidó.

Vamos a ver la historia de este hombre:

Su mujer declara que al de poco de casarse empezó a tener problemas con el alcohol. Los allegados declaran que tenía un carácter muy difícil, que era muy agresivo. Hace dos décadas intento clavar unas tenacillas a su encargado (un hombre). También mató a los perros de un vecino.

Los allegados mencionan que estaba marcado por dos obsesiones: su familia y su dinero, acusa a su exmujer e hijos de haberse quedado con los frutos de toda su vida y destrozar su vida. Los datos de la historia apuntan a que Maximiliano padecía posiblemente una psicosis paranoide o trastorno delirante, los síntomas que lo apuntan son:

Un comportamiento en que la realidad no cuenta: agrede a su encargado a riesgo de perder el trabajo como así fue, o a policías armados.

Incapacidad de tolerar ninguna frustración, y agresividad incontrolable hacia cualquiera que lo provoque, sin tener en cuenta las consecuencias. Mata a unos perros como si fuesen responsables de lo que hicieran. Mata a su único apoyo Rosario. Comportamiento delirante: va a por todos los que considera que le quitan su dinero o le destrozan la vida. En la psicosis paranoide, las ideas delirantes no son extrañas como en la esquizofrenia, sino que se refieren a temas de la vida cotidiana: celos o ideas persecutorias referidas a personas o situaciones reales; y la actividad psicosocial del enfermo, -"excepto en el ámbito del delirio-", no suele estar significativamente deteriorada; con lo cual, es un tipo de psicosis que puede pasar desapercibida en una valoración psicosocial; su diagnóstico y tratamiento requiere los conocimientos de la psiquiatría. Lo que resulta incomprensible es que a 20 días de cumplir la condena; además de apuñalar a un matrimonio de ancianos y a un agente de policía, matara a Rosario su único apoyo, suicidándose en la cárcel al cabo de pocos días.

Parece que Rosario se interpuso cuando Maximiliano en pleno delirio, iba a coger una herramienta como arma para cumplir su venganza (delirio). La psicosis se caracteriza entre otras cosas, porque no admite ninguna frustración en ningún grado; para alguien en estado psicótico, alguien que le frustra, se convierte en ese momento en «un enemigo terriblemente persecutorio», como en su día ocurrió con el encargado al que insertó las tenacillas, los perros del vecino, o los agentes que intentaban detenerle y a los que atacó. Cuando Rosario no le dio las llaves para coger una herramienta y cumplir su «venganza» (delirio paranoide), pudo más la locura que el amor. Estaba acusado y clasificado como «maltratador de género», cuando realmente su historia muestra que agredía a cualquier mujer, hombre o animal que le causará algún tipo de frustración.

Los brotes psicóticos no son las únicas causas psiquiátricas de homicidios, también se dan en otras alteraciones psiquiátricas y no todas suponen una eximente penal. -"Tampoco se debe interpretar que los psicóticos cometan más homicidios que el resto de la población-". El objetivo de diagnosticar las causas concretas de cada caso clasificado como «violencia de género «no es necesariamente el eximir las penas sino tomar medidas eficaces para prevenir actos violentos. Por ejemplo, el consumo de cocaína durante un largo tiempo puede provocar psicosis paranoides, a veces transitorias. El consumo de cocaína es voluntario, esto conlleva una responsabilidad; de hecho, en los accidentes de tráfico el consumo de drogas eleva la pena, no la reduce.

El diagnóstico y la comprensión de las causas concretas de los homicidios son imprescindibles para la prevención de muertes. Por ejemplo, la calificación de Maximiliano como «maltratador de género» da por supuesto que funciona según la lógica normal, lo cual es refutado por su historia personal, tal y como hemos visto. Etiquetarlo como maltratador, tomando sólo en cuenta la violencia hacia su exmujer, ha contribuido a perder de vista el conjunto de los síntomas y el posible trastorno psicótico. Si la enfermedad de Maximiliano hubiera estado diagnosticada y tratada con medicación, los allegados estarían mejor informados de la enfermedad y los riesgos que conlleva, quizá Rosario estaría viva. Los razonamientos y las normas (educación, leyes) que responden a la lógica no sirven para prevenir las actuaciones de las personas afectadas por psicosis. Las personas afectadas por cualquier psicosis, funcionan en unos parámetros de percepción, totalmente diferentes a las que los no psicóticos damos por hecho; incluso la percepción temporo-espacial es diferente en ellos; por ejemplo, no asocian el que el agredir a alguien pueda tener como consecuencia la muerte, tal y como nosotros lo entendemos; por ello, muchas veces se los encuentra sorprendidos de los resultados de sus propios actos en la misma escena del crimen. La prevención de homicidios en los casos de psicosis y otras enfermedades mentales graves, radica en el diagnóstico, el tratamiento farmacológico y su seguimiento por psiquiatras.

La etiqueta de maltratador es una etiqueta social o mediática, no es un diagnóstico clínico de la personalidad. Para comprender lo que está pasando en los homicidios y en la violencia llamada de género; como en los demás casos de homicidios, hace falta profundizar en los diferentes cuadros psicológicos (psicótico, psicopático, depresiones-¦) de acuerdo a los cuáles se pueden tomar medidas preventivas eficaces para los diferentes perfiles. Las medidas legales y educativas, en el caso de las psicosis y otras afecciones psíquicas tienen poca o ninguna capacidad coercitiva o preventiva, como hemos visto en el caso de Maximiliano. En la década de los 80 se cerraron los manicomios, ahora, las cárceles están ocupando su lugar. Muchos enfermos salen de ellas sin que la enfermedad este tratada, a veces ni siquiera diagnosticada, con los mismos riesgos que cuando entraron. *PSICÓLOGA

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