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TRIBUNA | MÁXIMO CAYÓN DIÉGUEZ

Hoy es Viernes de Dolores

Hoy, quinto viernes de cuaresma, a las ocho de la tarde, la Antigua del Camino accede a la antigua calle de la Frenería. Entonces comienza la Semana Santa de León que descansa en los pilares de la fe y la tradición

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León

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HOY, VIERNES DE DOLORES, comienza la Semana Santa de León. A las ocho de la tarde, una vez finalizado el solemne novenario que se hace rogativa por la paz del mundo, fe, piedad y devoción encuentran eco y aliento en la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, estación piadosa y paso obligado para el peregrino a Compostela.

La calidez de las velas parpadeantes acoge la salida de la «Antigua del Camino», «una luz en la oscuridad de nuestro ir a tientas hacia Dios», como definió, el pasado mes de septiembre, en Lourdes, el Papa Benedicto XVI a la Madre del Verbo. Entonces, al unísono, el tañido de las campanas parroquiales se mezcla con el tintineo broncíneo que nace en la cercana espadaña del convento de Santa María de Carbajal, donde las religiosas benedictinas aguardan la visita de la Virgen. Ambos sonidos trazan en el aire una huella segura, orientadora. Poco después, por la popular plaza del Grano, el comentario es unánime: «Ya salió. Estará ahora muy cerca de las Cuatro Calles». Como bien saben los leoneses, el término es producto de la concurrencia espacial que conforman cuatro arterias urbanas impregnadas de un evidente sabor secular: Herreros, Puerta Moneda, Hospicio y Escurial.

«Una raíz muy honda arraiga aquí, en la plaza del Mercado», advierte Eugenio de Nora al caminante que se acerca hasta estos límites que propician la evocación. Allí, una cruz de piedra se alza exenta a un costado de dicha ágora, «irregular, amplísima, empedrada», como la denominó Berrueta, que fue antiguo foco activo del comercio de cereales. Señala el lugar donde la tradición abona que el 9 de febrero del año 560, la Virgen «se aparesció» a un pastor en aquel paraje, entre la asperidad de una zarza. En el camarín de la iglesia parroquial, felizmente restaurado a mediados del pasado año, un fresco situado bajo el arco toral del norte recoge la escena.

La procesión discurre por el itinerario que establece la tradición. El recorrido rezuma ecos históricos y sensaciones lejanas y evocadoras. Al inicio, es decir, a la salida, el «paso» avanza con lentitud. Será así, prácticamente, hasta que el cortejo penitencial alcance la condensada luminosidad de las agujas catedralicias. Luego, en la calle Ancha, la antigua Herrería de la Cruz, recobra pulso y movimiento, y la andadura se torna natural y fluida. Pero, en la calle del Teatro, y hasta alcanzar de nuevo el otrora templo de Santa María de los Francos, todo será como al comienzo. Fue así desde tiempos inmemoriales. Y así es y será siempre. Y es que miles de devotas acompañan a esta Virgen de rogativas y de altas resonancias en la literatura municipal en su periplo anual por la morfología urbana legionense.

La «Morenica del Mercado» es talla sedente, al pie de la cruz, con el Hijo muerto entre los brazos. Realizada en madera de peral, está datada en los albores del siglo XV. A este respecto, el profesor Boto Varela, Titular de Historia del Arte de la Universidad de Gerona, dice que «advocada como Santa María del Camino, debió ejecutarse en torno a 1500 si interpretamos literal y acertadamente el apelativo dado en 1509 a la imagen como «Santa María la Nueva», noticia que recogió (D. Raimundo) Rodríguez (...) Imagen de culto y devoción, probablemente exhibida por las calles desde el siglo XVI, resulta en verdad sobrecogedora». Hace ahora una década, la imagen fue restaurada por Ofelia García Luengo. Su encomiable labor permitió poner al descubierto la policromía original de la talla y los límites y acentos del trazo y la materia.

A lo largo del trayecto, y producto de unas vivencias interiores cargadas de una enorme intensidad emocional, las manifestaciones sensibles se producen con una fuerza inexorable. Y es que la devoción a la Virgen del Mercado tiene raíces muy hondas en el corazón de los leoneses. Prueba de ello es la gran aceptación que ha tenido y tiene el proceso de recogida de firmas establecido con el fin de que la «Morenica del Mercado» sea declarada oficialmente «Patrona de la ciudad de León».

Tres estaciones piadosas se llevan a término en el transcurso de la procesión. La primera, como se ha dicho, en la recoleta capilla del citado Convento de Santa María de Carbajal. Las religiosas de San Benito rinden allí a la Virgen un emotivo homenaje cantado, impregnado de celestes acentos, que anega de esperanza las sequedades del alma. La segunda acaece ante el Cristo de la Victoria. La coral «Conde de Rebolledo» interpreta un salmo polifónico en honor de esta «Sacratísima, Devotísima y Milagrosísima Virgen de los Dolores», a la que, después, ofrendan un ramo de flores.Y la tercera, en la plaza de Santo Domingo. Junto a la fuente, dos coros, uno formado por los braceros y otro por el pueblo de León, cantan la «Salve» con manifiesta emoción.

Hoy, quinto viernes de cuaresma, a las ocho de la tarde, la Antigua del Camino accede a la antigua calle de la Frenería. Entonces, comienza la Semana Santa de León, que descansa en los pilares de la fe y la tradición y pone al descubierto un buen número de páginas de la historia de esta Urbe Regia, que un día fuera «Cabeza de su Reino».