Doble desafío

LA OPERACIÓN especial de Tráfico con motivo de la Semana Santa arrancó con un doble desafío: por una parte, mantener la tendencia descendente en el número de víctimas mortales, que el año pasado quedó por debajo del centenar en estas fechas festivas por primera vez desde el 2004; por otra, que la disminución prevista en los viajes por carretera y la consiguiente reducción en los accidentes que cabría esperar de la misma se traduzcan, realmente, en una contención apreciable de la siniestralidad. Paradójicamente, la crisis puede convertirse en aliada involuntaria para los objetivos de la DGT, pero hay que seguir perseverando en la eficacia de los dispositivos de seguridad y en la cautela de los propios conductores.