Un encanto de Galera

DE LOS CONFINES de la provincia leonesa, de la comarca berciana, de todo el deprimido noroeste peninsular salieron, hace más o menos un siglo, miles de ciudadanos que cruzaron el mar en una cruz de palo y emprendieron una nueva vida en Hispanoamérica. El abuelo de Héctor Presa era de Tuy, una población hermosa y obispal que vigila desde su castillo catedralicio la fortaleza portuguesa de Valença, al otro lado del Miño. El puerto de Vigo le quedó cerca para embarcar hacia aquella capital europea en pleno cono sur, babélica y cosmopolita, que debía ser Buenos Aires en aquel momento. Allí nacieron sus hijos y allí su nieto Héctor, fundador hace algo más de tres décadas, junto con Dora Korman, de La Galera Encantada, un sólido proyecto de teatro para niños y jóvenes que gestiona desde 1997 una sala propia en el barrio bonaerense de Palermo y ha estrenado más de cien espectáculos con los que lleva contabilizadas por encima de las 13.000 representaciones, tanto en Argentina como en otra veintena de países. Hace tres años, esta compañía fue el gran hallazgo en la Feria de Teatro Infantil de Gijón, donde repitieron éxito en 2008, y desde entonces sus funciones, que tienen el calor del teatro hecho con escasos recursos materiales pero cargado de una enorme sabiduría actoral, tienen una creciente y entusiasta demanda en España. Estos días han parado en la Ciudad del Puente y sus tiernos y divertidos personajes han cautivado el corazón de los pequeños espectadores, un público tratado muchas veces con protector paternalismo que exige la misma calidad que el adulto con menos hipocresía. Ellos han podido comprobar en el Bergidum que el capitán Héctor y sus fieles marineros transportan en la encantada galera que tripulan una delicada y preciosa mercancía: la felicidad en sesenta minutos de puro teatro.