CRÓNICAS BERCIANAS | ROBERTO ARIAS
Fuegos de primavera
A LA JUNTA de Castilla y León la han molido a palos durante las últimas semanas por el achicharramiento primaveral que han sufrido una vez más los montes bercianos. Con razón. Porque no se puede ser más contumaz en el error y en la imprevisión que esta administración autonómica, que todos los años tiene que andar a la carrera entre Manzanal y Piedrafita para sofocar unas llamas a las que, en el doscientos aniversario del nacimiento de Larra, el Ejecutivo Herrera viene contestando con la incuria política y funcionarial del «arda usted mañana»; cuando tengamos acaso todos los medios materiales y humanos funcionando. ¡Que no es temporada!
Y no es un asunto para tomárselo a broma. Sin embargo, en algunos círculos populares comarcales, hay quien se mofa y apunta a la posibilidad de que los comunales que se han abrasado durante la última quincena hayan entrado tal vez en combustión al contacto con el cabreo flamígero que arrastran no pocos cargos públicos socialistas en el Bierzo.
Al alcalde de León y secretario provincial del partido le deben ocupar mucho más lógicamente sus «fregaos» en torno a la capital. Pero alguien le debería tener informado fehacientemente de que de este lado del Manzanal las cosas en el partido no marchan bien, pero que nada bien.
El apercibimiento público realizado al presidente del Consejo del Bierzo, José Luis Ramón, por mostrarse demasiado reivindicativo al lado del aún secretario comarcal de la organización, Antonio Canedo, y del alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco, no ha hecho más que arrojar todavía más gasolina a la pira en la que se están consumiendo cada vez más llamativamente las inquinas contra aquellos a los que Fernández y su equipo les ha entregado los galones, que no liderazgo ni carisma.
Muchos alcaldes y consejeros socialistas no se recatan ya a la hora de transmitir directamente a los «pobrecitos habladores» de los medios que la organización navega sin timonel y que la cosa puede acabar en naufragio. Los corrillos críticos y las «intoxicaciones» habituales se han convertido en manifestaciones directas del malestar con la gestión del PSOE del Bierzo y sobre el apoyo muy mayoritario a la figura de José Luis Ramón, convertida acaso involuntariamente -”peor para él-” en el ariete con el que golpear hasta intentar despertar de su ceguera a la dirección provincial.
Pero no es el único frente que arde en el partido. En Ponferrada cunde la desesperación en diversos sectores de modo inversamente proporcional al engrandecimiento de las posibilidades de que el actual portavoz municipal, Fernando de la Torre, se convierta en la cabeza del cartel electoral del PSOE en el 2011. Las europeas se vislumbran ya en el socialismo comarcano como el primer test serio para comprobar si los que se quejan sólo temen por sus parcelas de poder y miran estrábicos la presunta renovación impulsada desde León o si el temor al descalabro es realmente fundado. Veremos entonces si el pernicioso ejemplo de la Junta de Castilla y León con los bosques del Bierzo, primavera tras primavera, encuentra su metáfora política en la selva del socialismo comarcal y en su erial ponferradino.