AL TRASLUZ | EDUARDO AGUIRRE
Lecciones olvidadas
SEGÚN HA AFIRMADO el filósofo Lipovetzky, cuando la crisis haya pasado no seremos más sabios, sino aún más consumistas. En definitiva: no habremos aprendido nada. Razón no le falta. Si le echamos un vistazo al siglo XX, ¿qué aprendimos de sus enseñanzas? Hubo una gran guerra mundial en la que murieron millones de personas, pero pocos años después las lecciones ya habían sido olvidadas y se desencadenó otra contienda aún más cruenta. La condición humana es mala estudiante. ¿Qué aprendió el capitalismo de la crisis de 1929? Todo lo que merece la pena saber estaba ya en el poema sumerio Gilgamesh, en La Ilíada , en el Nuevo Testamento , en el capítulo final de Don Quijote; estuvo, está y ahí seguirá siempre. Lipovetzky advierte que actualmente no hay crisis del consumismo como estilo de vida, sino sólo de nuestra capacidad de consumo. Mal asunto. Los llamados felices años veinte fueron un paréntesis de charlestón y arte moderno hasta el regreso de los orcos, que nunca se van del todo; la Historia no se repite, pero se plagia frecuentemente a sí misma. Nadie puede arreglar él solo el mundo, ni siquiera su propia vida, pero, al menos, todos podemos contribuir a que la gran maquinaria común no chirríe demasiado, y lo que es más importante: que no se detenga. Esta crisis de la economía mundial da miedo, es cierto, pero saldremos; al menos, hasta la próxima. Tras ella, no seremos más sabios, tiene razón Lipovetzky, ni tampoco más listos, ni siquiera más buenos-¦Y sin embargo-¦ la condición humana es mucho más que sus errores y horrores, repetidos una y otra vez, con nuestra torpeza de malos estudiantes en el arte de ser mejores. Todo lo que merece la pena conocer cabe en la mano de un niño. Pero ellos no gobiernan el mundo, sólo nuestros corazones.