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VICTORIA LAFORA
León

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EL CONSEJO General del Poder Judicial ha nombrado magistrada a una ex directora general de Matas. Si esta no se inhibe, intervendrá en los juicios contra varios ex compañeros de partido. Con esto sigue favoreciéndose una indeseable dinámica de sospechas. La profesión de juez, según nos revelaba el último barómetro del CIS, está a la baja en la valoración de los ciudadanos. Ser juez ya no es una de las profesiones que un padre recomendaría a su hijo. Y parece extraño e inquietante que una profesión con la dignidad de la que está investida y el poder que ostenta, aparezca valorada de manera tan magra.

¿A que se debe ese profundo abismo que se ha abierto entre la judicatura y la ciudadanía?. La lentitud, el corporativismo, el cambalache, el protagonismo estelar de alguno de sus miembros, clamorosos fallos judiciales -sin duda pocos pero sonados y alarmantes- que atentan contra la lógica y el sentido común, la manifiesta politización de sus instituciones, cuyos miembros se convierte en correas de transmisión de los partidos que los nombran, son alguna de las causas del deterioro de la imagen de los jueces y, lo que es mucho peor, de la propia justicia.

Para empezar a recuperar parte de la valoración perdida, habrá que dotarla de los medios necesarios, pero también la separación de poderes tendrá que evidenciarse por encima de cualquier otra norma. Y evidenciar quiere decir serlo y parecerlo; despejar la más mínima duda, ahuyentar las sospechas de parcialidad o de connivencia con los otros poderes. La dimisión del ministro de Justicia se hizo imprescindible porque alimentó dudas; fundadas o infundadas, pero dudas. Pues, en la misma medida y con la misma contundencia, habrá que impedir que surjan frente a los tribunales que han de encargarse de juzgar los feísimos asuntos de corrupción, tanto en Valencia como en Madrid o en Baleares.

Al presidente Camps no lo puede juzgar su (¿supuesto?) amigo de la Rua, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Tras la (¿sospechosa?) comida entre Granados y el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el señor Francisco Javier Vieira, deberá inhibirse en el caso Gürtel, sobre el que reconocen haber hablado en dicha comida. Y en Baleares, se daría un paso más en el desprestigio de la justicia si Felisa Vidal, finalmente, juzga los escándalos de corrupción de sus ex compañeros.