Nos deberíamos preguntar:¿Qué podemos hacer?

SIGUE Y SIGUE la preocupación de los ciudadanos, especialmente de los leoneses por el futuro. En cada casa, en cada paseo, en la universidad, en cada rincón de un bar, en el trabajo-¦quien lo tenga y lo pueda mantener-¦ Donde quiera que nos reunamos y hablemos del presente, mencionamos la archiconocida palabra crisis. No hay recetas.

El problema es tan global que no sólo nos preocupa el futuro+la crisis en lugares donde el pesimismo lleva décadas asentado. Hemos pasado de las subprime, a un petróleo al alza o a la baja; de los tipos de interés en su nivel más alto, al euribor en record de bajada histórico; de la confianza al pesimismo.

En medio de esta jungla me fijo especialmente en un indicador: el de la tasa de actividad; ese que de una forma desalentadora nos cuenta el número de desempleados, y solo deseo ver un panorama: aquel que pueda describir durante al menos 3 meses consecutivos la creación de empleo; aquel que confirme el descenso del número de desempleados, que no de parados. Este término creo que no responde a la realidad.

En España, en León lo que tenemos es desempleo. Tres meses consecutivos con indicadores positivos de recuperación del empleo nos darían de verdad confianza a todos. Sí, a todos. A los que hoy, por suerte, tenemos trabajo y sobre todo a los que, por desgracia, lo han perdido.

Aquí radica la confianza de verdad y no en los indicadores macroeconómicos que, por mucho que se empeñen, no llegan a los ciudadanos. Aquí es donde un ciudadano de a pie, puede ver la aplicación del interbancario, del euribor, de los tipos de interés-¦

Hoy la realidad de la economía domestica es otra, otra muy distinta.

La política se está alejando cada vez más de la realidad. Los políticos que gobiernan nuestra España, describen un mundo pletórico. Cada día nos presentan una nueva adjudicación de una obra trascendental para nuestro futuro o un nuevo Plan E, Vive o a base de bombillas gratuitas. Pero, querido presidente, la realidad es muy distinta.

En León concretamente, desde hace más de un año, nos encontramos con casos como: el Acceso Sur de León, o el primer tramo de la necesaria León-Valladolid, de León a Santas Martas, o cómo no, la nueva Terminal del Aeropuerto de León, con más, entre las tres actuaciones, de 100 Millones de euros de inversión. Las obras no empiezan. Están adjudicadas a empresas constructoras con nombres y apellidos y no se ve una máquina ni un trabajador moviendo tierras.

Pero, ¿de qué estamos hablando?, ¿del mundo real o de los tiempos electorales? ¿Nos preocupa el empleo de los políticos socialistas o de los ciudadanos leoneses?

Nuestro futuro, estimado Partido Socialista, podría ser hoy muy distinto si a León llegara el AVE de verdad, en el tiempo de trayecto que empleará en el futuro: una hora y cuarenta minutos. ¡Y no me digan que en cinco años no ha podido ser! Felipe González lo consiguió para Sevilla. Muchos leoneses lo esperaban y confiaron en eso, en el «milagro de Zapatero», en un presidente leonés, en un mecenas para León que superara la barreras de los procedimientos administrativos y obrara el milagro.

Hoy señores, ante una crisis verdaderamente global, León está igual o peor. Ha perdido oportunidades históricas que en su día fueron verdaderos compromisos y que, por desgracia, lamentándolo mucho, no son más que sueños. Yo confieso que, como leonés, deseaba esos sueños. Si ustedes, estimado Partido Socialista, hubieran cumplido, habrían tenido al PP como oposición por mucho tiempo. Pero los ciudadanos de a pie, los que hablan de la crisis y la sufren, también se preguntan por lo que ha pasado y está pasando. Algunos incluso comentan: «¿todavía es presidente del Gobierno Zapatero, el leonés?, o, ¿qué ha sucedido aquí? Que somos menos y con menos trabajo.

Recuperemos empleo y tendremos confianza. No presentemos más soluciones para el escaparate y ejecutemos con urgencia las previstas, adelantémonos al futuro y tendremos más ilusión.