Diario de León

TRIBUNA | MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ RODRÍGUEZ

No hay mal que cien años dure, ¿o sí?

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

LA CRISIS se está cebando en el empleo, de eso no hay duda, el problema surge cuando nos preguntamos cómo vamos a recuperarlo si no se crean empresas, y lo que es peor ni siquiera se mantienen. Parece lógico pensar que en un primer momento lo fundamental, más que crear es mantener y así cortar esa sangría diaria de desempleo, porque la eficacia de las medidas programadas por el Gobierno es desalentadora: Funcas prevé que el 2009 será malo para el empleo, pero es que el 2010 será aún peor, el paro sobrepasará el 20% de la población activa. Las previsiones de la Comisión Europea, el BCE o el FMI llegan a conclusiones similares. Y es que los raptos de ira, son muy habituales en la cultura carpetovetónica, eso de ir poco a poco, estudiando las necesidades, analizando cada propuesta y ajustarla a la situación actual no es algo que nos caracterice, nosotros somos más de grandes logros (como superar en riqueza a Francia o el pleno empleo en esta legislatura), que si no es para eso mejor es quedarse en casa.

Y no hace falta ser un macro organismo internacional para ver hacia dónde vamos, cualquiera se da cuenta, lo experimentamos todos día a día. Hace mucho tiempo que no se veían colas en las oficinas del Ecyl, mucho tiempo hace que el tema de conversación general era el paro y hoy vuelve a estar de rabiosa actualidad, bueno excepto para los funcionarios, para ellos las discusiones van más por la excesiva carga de trabajo que soportan estoicamente, por las comparativas salariales con sus compañeros o incluso el incremento anual a todas luces insuficiente para sus ímprobos y no reconocidos esfuerzos. Por cierto, en nuestro país ya hay más de tres millones de funcionarios, es de suponer que siendo como lo es, la mayor cantidad de empleados públicos que nunca hemos tenido a nuestra disposición, estemos más satisfechos que nunca del servicio que ofrece nuestra querida y paternal administración. Para el resto de los mortales el problema estriba en qué harán si pierden el trabajo, cómo pagarán su hipoteca, los gastos de la casa e incluso muchos van más allá no disponiendo ni siquiera para comida. Según se desprende de la EPA, existen más de medio millón de hogares que no perciben ningún tipo de ingreso, 1.044.022 personas. Son pobres. Y cada vez hay más. ¿Cómo es posible pasar de la situación contraria? Éramos ricos: ¡dónde había quedado Italia en comparación con nuestro ritmo de crecimiento!, ¡cómo tiritaban de miedo los gabachos cuando oyeron que este año les íbamos a sobrepasar en riqueza! Pero llega Zapatero y se pone a trabajar, duro, como él sabe.

En cuatro años dilapidó una herencia más o menos saludable y en apenas medio año ha sumido España en la mayor crisis que se recuerda. Hace unos meses se gastaba lo que no se tenía, ¡cómo brillaban las tarjetas doradas! ¡Y cuántas había! Todo el mundo tenía una. Los restaurantes doblaban las mesas en las comidas y las cenas, donde el plato del día se escondía en la parte de atrás de los menús, en una hoja rasposa, escrita con bolígrafo y mala caligrafía. ¿Quién en su sano juicio se atrevería a pedir el menú de la casa? ¿Quién podría aguantar las miradas de reprobación del resto de comensales? ¿Quién no tenía dos casas? Tres, cuatro,-¦ Nuestros universitarios florecían por doquier, licenciados, diplomados, ingenieros, todos al mercado laboral, todos trabajadores del conocimiento. Nuestros trabajadores se habían cualificado y teníamos que importar mano de obra de otros países por lo legal o por lo criminal, para hacer lo que nosotros ya no queríamos hacer. España era un semillero de grandes obras públicas, la mayoría con poca utilidad, pero necesarias para la séptima economía del mundo.

Hoy seguimos con nuestras ínfulas, la solución mesiánica pasa por gastar lo que no se tiene en su más estricto significado, más prestaciones, más gasto, más funcionarios, porque así se fomenta el consumo y con ello las ventas y el empleo. Y así vuelta a empezar, es el llamado «círculo de la virtud». Solucionado. Si además compramos productos nacionales (habría que saber de qué nacionalidad porque en España hay tantas-¦) muchísimo mejor y más rápido se producirá el despegue. Así que abróchense los cinturones. Ya, lo malo es si Alemania hace lo mismo, y si lo hace Francia (dichosos franceses, al final no les pudimos adelantar, será en otra ocasión), y si lo hiciera USA, ¿A quién vendemos nosotros lo poco que vendemos? ¿A Venezuela?, ¿a Cuba? Esto demuestra que ser ministro no es sinónimo de inteligencia y que como dice el economista italiano Carlo M. Cipolla en su libro Allegro ma non troppo », sobre la estupidez humana, en su segunda ley fundamental, «la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona». Por lo que hay estúpidos entre los políticos (eso ya lo sabíamos), entre los economistas y entre los albañiles. Así que mucho ojo.

Pero esto es lo que hay y con lo que hay que trabajar. Para romper la tendencia actual de desempleo, lo primero y fundamental es enfocarse en las empresas que día a día compiten en el mercado. Ayudar a mantenerse en el mercado pero no de una manera irreal como se está haciendo con las grandes compañías multinacionales, pozos sin fondo de recursos públicos que se mueven al calor de la subvención. La pequeña empresa demanda medidas urgentes mucho más profundas y consecuentes con el desarrollo general. Ha sido explotada, hasta la extenuación y no puede más, ahogada por la falta de crédito, de liquidez; por unas cargas administrativas excesivas, por unos costes laborales insoportables, por unas confianzas excesivas, rayando el asco, en el impago de las deudas públicas y aplastada por toneladas de papeles de un ordenamiento jurídico lento e ineficaz cuando más le necesita. Porque ¿qué pasa cuando un empresario requiere del apoyo bancario para obtener algo más de liquidez para el pago de sus obligaciones comerciales? Apurado te veas. ¿Y cuándo la plantilla está sobredimensionada y requiere de recortes? ¿Y si tiene un impagado y acude a la justicia, lo cobrará? Y en positivo, hay alguien que crea que las instituciones ayudan o facilitan la creación de empresas o el desarrollo de nuevos proyectos. Seguramente es más fácil encontrarse con trabas en forma de tasas, de licencias o de autorizaciones administrativas que cercenan cualquier inquietud empresarial. Así no se puede. Y con estos mimbres el Gobierno pretende luchar contra el desempleo y encauzar la crisis este año. Pues estamos aviados

Sin las reformas necesarias para que todas esas preguntas puedan ser resueltas favorablemente para la empresa no hay nada que hacer, la crisis durará no un año, ni dos, diez o veinte. Es la temida crisis en forma de «L». Y si no que pregunten en Japón, sabe mucho de ello. Y no hay más que hablar. Claro, es más fácil aparcar esos ajustes, dejárselos a otros y que la economía se ajuste sola y no lo va a hacer. Como dicen los informáticos, apaga y vuelve a encender, a ver qué pasa.

tracking