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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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«PEORES de lo esperado», han dicho en el Gobierno, tras conocer los datos de la Encuesta sobre Población Activa correspondiente al primer trimestre del año. Se recordó a continuación que, hace sólo tres meses, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, insistía en que el número de parados no alcanzaría los cuatro millones. Pero se ha superado esa cifra y se ha alcanzado un dato nunca visto en la historia española de 4.010.700 de desempleados con un incremento de 802.000 personas en los últimos tres meses contabilizados.

A Corbacho le fallaron los cálculos, es evidente, y posiblemente a todo el Gobierno, sorprendido por la gravísima situación en que nos hallamos, por más que desde el propio presidente o la vicepresidenta económica se insista en que «lo peor ya ha pasado» y estamos en el momento en que empiezan a comprobarse algunos primeros efectos beneficiosos, en el empleo, de las medidas adoptadas por el Gobierno en el último medio año.

Los datos conocidos este viernes son suficientes para oscurecer cualquier vaticinio que se haya intentado que fuera optimista. No cabe optimismo de ninguna clase. Y en ese sentido se han expresado algunos dirigentes políticos, empresariales y sindicales. Y, por supuesto, el común de los ciudadanos, extraordinariamente alarmados por un dato tan pavoroso..., que sólo invita a pensar en la «meta» siguiente, los cinco millones, y a preguntarse «para cuándo»... Incluso a algunas voces sindicales, como la de USO, el cálculo de la EPA le parece insuficiente: según sus propios cálculos, no son 4 millones 10 mil, sino 4 millones 48.000. Se estima que en el último año, el número de desempleados se ha elevado en 1,8 millones, lo que ha venido a destrozar las previsiones del Gobierno: se temía un 15-16 por 100 de 100 de parados, como cifra probable, y nos estamos acercando al 18 que tanto el Banco de España como el FMI habían acertado a presagiar. Más de uno empieza a sospechar que, salvo fórmulas milagrosas urgentes, llegaremos al 20 por 100 de tasa de paro, es decir, que uno de cada cinco trabajadores estará en el desempleo.

Hay preguntas muy procedentes, en esta hora crucial: ¿valdrá la pena seguir haciendo el extraordinario esfuerzo inversor que se hace, e incrementar la deuda nacional? ¿No ha llegado el momento de ese gran pacto político que se viene reclamando, no convendría que la mesa del diálogo social de centrales, patronal y Gobierno acepten y aprueben alguna clase de reforma laboral de urgencia que ayude a salir de tan preocupante situación?