Batasuna blanqueada

LOS AMIGOS de ETA han vuelto a ser blanqueados al máximo nivel para una competición electoral. Me refiero a la sentencia del Tribunal Constitucional que da luz verde a la Iniciativa Internacionalista-Solidaridad entre los Pueblos para participar en las elecciones europeas. De este modo, la llamada izquierda aberzale, como acaba de dejar claro su portavoz, Arnaldo Otegui, ya tiene candidatura europea después de diez años de ausencia. En aquel entonces logró algo más de 300.000 votos con la marca EH (Euskal Herritarrok). Una cosecha difícilmente repetible en la jornada del próximo 7 de junio, a juzgar por su pérdida de apoyo social, el cerco judicial al que están sometidos y su decreciente cotización en las urnas desde el asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco (julio 1997). Recordemos que en las últimas elecciones generales (marzo 2008) su expresa petición del voto nulo ni siquiera alcanzó el umbral de los 100.000 votos.

Todo eso quiere decir que, desde el respeto al Estado de Derecho, cuyo dictamen reconoce el derecho de participación a una de las marcas improvisadas de la clásica Batasuna, hay que acatar la sentencia y así como en otras ocasiones han sido derrotados por los tribunales con la ley en la mano, esperar que ahora sean derrotados también en las urnas, de modo que los votos obtenidos en la noche del 7 de junio no le alcancen para ocupar un escaño del Parlamento Europeo.

El caso es que, volviendo al principio, el Tribunal Constitucional ampara el derecho de Iniciativa Internacionalista, encabezada por Alfonso Sastre y Doris Benegas, ambos con un amplio historial de relación con grupos satélites del complejo ETA-Batasuna, a participar en las elecciones del 7 de junio. A diferencia del Tribunal Supremo, el TC no considera probadas sus relaciones con partidos previamente ilegalizados. Quienes sí se han reconocido son los líderes de dichos partidos. Y se han apresurado a pedir el voto para la opción blanqueada por la sentencia del TC. En dicha sentencia se aprecia cómo el derecho del Estado a doblarle al terrorismo su brazo político da un paso atrás frente al derecho de los ciudadanos a participar en la vida política. Se respeta y se acata. Pero también se constata que la sentencia rompe muchos esquemas previos. Sobre todo si los beneficiarios ven en ella el «insólito resplandor democrático del Tribunal Constitucional», como ha dicho Alfonso Sastre. Lo que nos faltaba por oír era un elogio del sistema jurídico-político español por parte de quienes aspiran a cargárselo antes o después.