Nuestras posibilidades
El rincón | Manuel alcántara
La vara de medir es muy desigual: para algunos supone un puyazo y para otros algo que les ocurre a los demás. ¿Cuáles son nuestras posibilidades de resistencia? Suspende pagos la General Motors y siguen vivas algunas quincallerías del barrio. Siempre que se pisotea un hormiguero sobreviven algunos miembros de este conjuntado grupo de himenópteros, repugnante ejemplo de laboriosidad. También entre ellos hay clases.
Recomendaba Píndaro, el sublime cantor de «epinicios» a los triunfadores en las Olimpiadas, que «hay que agotar el campo de lo posible». El inmortal poeta, que era ligeramente «mariconzón», como diría Fidel Castro, que ya no está ni vivo ni muerto, terminó sus gloriosos días en los gimnasios, viendo desnudarse a los atletas, pero antes hizo otras cosas, entre otras cantar el esfuerzo y exaltar el triunfo de los que saben apurar sus posibilidades.
¿Cuáles son las de cada uno? «Cinco talentos me diste y cinco, señor, te devuelvo», puede leerse en los Evangelios. ¿Qué tienen que hacer los que no han sido agraciados por ninguna dádiva? Hay que ser piadoso con la gente que se ha visto obligada a dedicarse a la política, ya que no le había sido dada ninguna gracia especial para ganarse la vida honradamente. Por la vara que midierais seréis medidos. Habrá que recordárselo a los de Manos Limpias, para que las enseñaran, después de decirles eso de ¡manos arriba! Ahora que los partidos compiten en denuncias y se dedican a elaborar catálogos de golfos de los partidos contrarios.
-Estoy muriendo por encima de mis posibilidades- dijo Oscar Wilde, antes de cascar, cuando sus amigos le llevaron unas botellas de champán francés. Eso nos ha pasado a los españoles. Nos creíamos ricos siendo unos pobres diablos. Unos más diabólicos que otros.