Sobrecogedor

El sobrecogedor relato del trabajador inmigrante que perdió su brazo en un accidente en una panificadora de Gandía y su radical contraste con la versión de los propietarios, que niegan que abandonaran al joven antes de llegar al hospital y minusvaloran que se deshicieran del miembro amputado -lo que lo hizo irrecuperable-, exige que se verifiquen si se produjo tan incalificable conducta y se depuren las responsabilidades consiguientes. Por de pronto, las explicaciones ofrecidas por los dueños de la empresa se topan con un hecho incuestionable: Franns Rilles Melgar carecía de contrato y estaba prestando sus servicios en condiciones ilegales, una situación que, cuando menos, puede prestarse a abusos ante la indefensión que padecen los trabajadores que carecen de un estatus regularizado.