Los pobres, más pobres
Historias del reino margarita torres
Afir maba Ayn Rand que tener miedo a enfrentarse a un hecho es temer que lo peor es verdad. Vivimos en la paradoja del capitalismo, un sistema beneficioso en su concepto, dotador de un supuesto esquema de ascenso-descenso socioeconómico basado en el esfuerzo personal. Un modelo que nació para catapultar a los innovadores, a quienes soñaban con una sociedad perfecta en la que se premiara el valor del trabajo y el bien hacer. Un sistema que cayó en manos de su propia corrupción interna, cáncer que acabó en la metástasis que nos devora y extermina, que termina de quebrarse por la avaricia, la ambición y los deseos de unos pocos de convertirse en amos, para lo que necesitan, por contraposición, una sociedad de esclavos dispuestos a soportar las cadenas a cambio de la más pura supervivencia de los suyos. Unos futuros siervos que han de tragarse su orgullo, sus anhelos de justicia social, su futuro, porque el jinete del Apocalipsis de una sociedad sin valores éticos o religiosos, de una sociedad que agoniza, necesita su mano de obra barata y sumisa.
Norman Mailer consideraba la pobreza que generaba el capitalismo algo obsceno. El mercado libre enriquece a los poderosos y tiene como objetivo que los pobres sean más pobres. Una tendencia que ya no sólo es realidad en el Tercer Mundo, pues el Tercer Mundo se esconde en las cloacas del primero, bien oculto para que no moleste a quienes aún creen en las promesas de profetas a sueldo.
Si volvemos los ojos hacia Europa, la crisis mundial ha provocado un cataclismo cuya resolución plantea demasiados conflictos sociales. Los marginados del capitalismo feroz son presa fácil del nuevo fascismo, o de las propuestas totalitarias de las ideologías en el otro extremo de la balanza. Ambas disciplinan, paternalizan y suprimen libertades a cambio de pan, trabajo, vivienda y educación mientras formes parte de la masa correcta a las órdenes indiscutibles del líder. Resta la esperanza y el futuro en los partidos democráticos, que se saben jugadores en una liga que, tal vez, les quedará grande si no se recupera la confianza de unos ciudadanos cada vez más asqueados.
Y entre tanta reflexión por hacer, tantos valores por recuperar y tan cruda realidad, España no escapa a las olas de un tsunami que todo lo barre. Nuevos rostros de la pobreza que se definen en mujeres solas con cargas familiares, en ancianos con pensiones no contributivas o mínimas, en uno de cada cuatro niños, en padres de familia desempleados. León supera los 100.000 pobres y las peticiones de ayuda se han incrementado en el 2009 en un 40% más. Algunas ONG como Cáritas atienden más de un millón de personas en nuestro país en situación de extrema necesidad. Castilla y León recibe más de 20 millones de euros para ayudar a los excluidos sociales, el rastro de sangre del capitalismo salvaje. Hasta que el sueño de la igualdad, la solidaridad y la justicia se convierta en realidad, marquen en su Declaración de Hacienda este año las dos cruces. No les engañen, no se divide el 0,7%, sino que se convierte en un 1,4 % real. Muchos menos afortunados que Vd. o yo se lo agradecerán. Recuerden la advertencia de Ayn Rand.