Diario de León

Aquí el que no se consuela es porque no quiere

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

Crémer contra Crémer

Me encanta recorrer las tupidas páginas de los periódicos y las no menos sugestivas de las Revistas del colorín, porque a través de esta copiosa lectura adquiero sin demasiado esfuerzo, conocimientos...

Y es que un ciudadano sin los conocimientos necesarios para andar por el mundo, es ciudadano zombi, muerto.

Por estos papeles que me son tan gratos y necesarios me entero de que se detectan señales de recuperación... Y no es cierto que por lo regular y por lo irregular a mí me dé por recontar las pesetas de un banco cuando me consta que para utilizarle tampoco es obligatorio comprobar su número de patas.

Y es que nada menos que el presidente del Banco Central Europeo, y el gobernador del Banco de España, nada más, han coincidido en la apreciación del Estado de la Nación dictando el diagnóstico imperioso que tanto los unos como los otros necesitamos.

Llevamos ya años esperando el anuncio de que al fin nos es dado contemplar la luz, saliendo indemnes del tremendo túnel que nos es obligado recorrer sin desmayo, y -”todo hay que decirlo-” sin cargar el mochuelo de nuestros males sobre las fuertes espaldas del Gobie rno, (que harto tiene con atender a los problemas que le está creando la reforma de la Ley del aborto).

Miramos hacia atrás sin ira, no para complacernos con el resultado de nuestra ráfaga de optimismo derivado tal vez del famoso debate sobre el Estado de la Nación, en el cual, mágicamente, se ha dado el resultado de la igualdad de calificaciones... Todos en esta prueba, que va para la cuarta, están o estamos de acuerdo en el que Don Mariano ganó la pelea dialéctico-política ni Don José Luis perdió en la jugada.

La pugna, terminó en lo de la jaculatoria: «Virgencita, virgencita, que me dejen como estoy».

Y no es que la mayoría pública y aún la publicada se sienta a gusto, cómoda y sensiblemente gozosa, que más bien se nos proponen situaciones muy contradictorias y difíciles, es que «necesitamos» los unos y los otros, un cierto equilibrio social, político y espiritual, para que sigamos sosteniendo la fantasía de nuestra representación.

Quizá esta actitud de no beligerancia está dictada y mantenida por la obediencia debida a los llamados principios: «Aquí y en esta hora y con estos hombres el que no se consuela es por que no quiere». Y cuando dos personajes del rango del presidente del Banco Central Europeo y el presidente del Banco de España, de común acuerdo coinciden en el diagnóstico de nuestros males, estamos obligados a aceptar los términos de su dictamen, quizá con la esperanza de que al final de tan prolongado caminar los dioses se apiaden de nosotros y nos permitan vivir, sencillamente, con pan o sin pan, pero al margen de tanta lucha incivil, de tanta falacia, de tan abruptos relatos como estamos todos soportando. No creemos que el Gobierno sea el único responsable de nuestras miserias actuales, pero ¡por favor! tampoco estamos tan en gracia como para otorgar disculpas a quien no las merece.

El Gobierno de la Nación merece nuestro estímulo agradecido pero aún habrá de cumplir la obligada penitencia...

tracking