Más sombras que luces

Aquí te espero CAmINO Gallego

Todo es susceptible de mejora, pero las fiestas que acaban de terminar serán recordadas por varias cosas. Primero, por no haberse iluminado las calles. La verdad es que para esas viejas bombillas poco brillantes que se han colocado otras veces es mejor no gastar un duro, aunque esa poca luz contribuyaa iluminar las de por si oscuras calles (será porque ya nos hemos quedado para siempre sin las -œluces de la ciudad- del recordado Victoriano Crémer). Con la iluminación de la feria y las simbólicas cadenetas en los árboles frente a las casetas de Sáenz de Miera ya hubo bastante.

Segundo, porque se inauguró por el propio uso una útil rotonda junto a la plaza de Toros, que en estos días ha dado bastante juego, aunque como está así como para un lado los que no son de aquí pueden hacerse un lío con los semáforos intermitentes y el carril que va para Fernández Ladreda, que parece que está fuera de la órbita rotondil, pero que si intentas seguir te llevas un susto.

Tercero, porque los que llegaban a León se encontraban con Sáenz de Miera cortado y, como siempre por no perder la costumbre, sin avisar antes, para disuadir a los que pretendían pasar por allí. Lo he dicho muchas veces, pero por lo visto lo de evitar atascos en lo posible y trayectos innecesarios no va con quien tiene mando en el tráfico ciudadano.

Y cuarto, que con el desuso parece que pretenden cargarse la mitad de la fiesta, porque este año ha sido de san Juan, a san Pedro que le zurzan. Ya no digo la cabalgata con batalla de flores de mi infancia que era siempre el día 29 de junio, porque ahora casi nunca es festivo, pero el raquítico programa debió dejar algo para la última jornada y no sólo el día del niño. Al menos espero que el ahorro sirva para algo.