Diario de León
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La veleta | cayetano gonzález

Se entiende perfectamente el subidón que le dio al presidente del Gobierno al recibir el pasado miércoles en La Moncloa al nuevo lehendakari y compañero de partido, Patxi López. Por un lado, hay que pensar que las reuniones, bastantes, que Zapatero mantuvo con el anterior lendakari, Juan José Ibarretxe, no fueron lo mismo. Ibarretxe era muy contumaz, que es una forma más fina y educada de decir que resultaba muy «plasta». Zapatero quiso darle todo el realce que pudo a la primera visita del nuevo lehendakari y para ello no dudó ni en cuidar las formas ni en el fondo, con elogios, algunos desmedidos hacia la persona de Patxi López. Pero lo dicho, es comprensible ese entusiasmo del presidente. Lo que tampoco sobraría es que alguna vez reconozcan ambos que si se ha llegado hasta aquí, es decir, si en el País Vasco ha sido posible el cambio y que por primera vez en su historia haya un lehendakari no nacionalista, eso ha sido posible al sacrificio de muchas personas que en estos años han sido asesinadas por defender las mismas ideas que ahora defiende López y de políticos del PP y del PSE que también, desde la transición política, se han dejado la piel por lo mismo. No estaría de más recordar en ese sentido a políticos populares y socialistas como Gregorio Ordóñez, Nicolás Redondo, Jaime Mayor Oreja, José María Benegas, Fernando Buesa, Carlos Iturgaiz, María San Gil o Rosa Díez. Es de bien nacidos ser agradecidos. La nueva etapa que se ha abierto en el País Vasco, con un Gobierno del PSE apoyado desde fuera por el PP, ha llenado de esperanza a muchos ciudadanos que desean que la libertad y la paz lleguen definitivamente a esa parte de España. Por ello, el lehendakari López cuenta con el apoyo y la simpatía de muchos compatriotas que desean que acierte y tenga suerte en su difícil tarea. Y eso, a pesar de que haya que hacer un claro ejercicio de desmemoria histórica reciente para, sino borrar, al menos no recordar, la foto de la reunión que no hace tanto tiempo mantuvo con el portavoz del brazo político de ETA, Arnaldo Otegi, en un céntrico hotel de San Sebastián. El camino se demuestra andando y, de momento, la mayor parte de los pasos dados por el nuevo lendakari en todo lo referido a la lucha contra ETA van en la buena dirección, aunque es verdad que falta uno muy importante y que no es responsabilidad directa suya: sigue constituyendo una auténtica vergüenza y una afrenta a las víctimas del terrorismo que en 43 Ayuntamientos del País Vasco y de Navarra, ETA, a través de ANV, siga estando presente. El presidente Zapatero y el ministro Rubalcaba deberían aplicarse urgentemente a poner fin a esa situación.

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