EL RINCÓN | MANUEL ALCÁNTARA
Echar el cierre
El Banco de España, que era el sitio donde mejor se podía esperar sentado a que mejoraran las cosas, reclama una reestructuración mayor en el sector. Muchas entidades han perdido entidad y se han visto obligadas, ya que por su gusto jamás lo hubieran hecho, a echar el cierre. Más de 300 sucursales, entre Bancos y Cajas, desaparecieron en primavera, cuando todo renace y se puede ir al campo por romero y por amor. Por todo menos por dinero, que en el Monte de Piedad no todo es orégano.
Se están cerrando también librerías y tiendas de ultramarinos, quiero decir de pequeños comercios que en tiempos donde teníamos posesiones en ultramar se llamaban así. Ese comercio, que me resisto a calificar de
Más grave aún me parece que se estén cerrando algunas librerías, aunque mucha gente, o toda, las necesite menos que el comer. Menos mal que siempre hay gilipollas que adquieren «best-seller» y esperan ávidamente a que aparezca alguno, generalmente traducido.
No es bueno que se cierren establecimientos. Debiéramos estar abiertos a todo y entrar sólo en algunos.