Diario de León
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Tribuna | Ana Neira Campos

EN REPRESENTACIÓN DE LOS Delegados Sindicales de CC.OO. en Junta de P.D.I. de la ULE

Ya no la semana fantástica de rebajas, sino el año fantástico de rebajas ha llegado con los planes del actual vicerrector de profesorado de la Universidad de León. Por algo es de economía financiera y contabilidad. Sí, efectivamente, esa que nos ha llevado a la actual crisis económica porque manejaba una contabilidad irreal, como la que ahora maneja el vicerrector con las cuentas que está haciendo: si echo a 100 profesores y profesoras, cargo su docencia en los titulares de escuela y colaboradores que son los que ya de por sí tienen más docencia (pues no nos vamos a meter con los catedráticos) y concedo reducción docente a un 25% por ciento más de cargos y carguillos, aquí paz y después gloria, porque en esta universidad están acostumbrados a aguantar. Pues que aguanten rebajas de personal. Eso sí proclamaremos a los cuatro vientos que esto se hace para dar una formación de calidad adaptada a Bolonia, con grupos más pequeños, más tutorización, docencia más personalizada.

Pero, mira por donde, las cuentas no le van a cuadrar, a pesar de ser de económicas. Porque en la Mesa Sectorial de Universidades, celebrada el martes 30 de junio, los sindicatos CC.OO, UGT, CSI-CSIF y CIG y la Dirección General de Universidades han acordado que la asignación máxima de horas a un profesor universitario para el desarrollo de actividades docentes presenciales será de 240 horas en cómputo anual o de ocho horas por semana y que la asignación para el desarrollo de la actividad docente complementaria (asistencia individualizada del estudiante) será de un máximo de 180 horas anuales o de seis horas semanales. Es decir, que los titulares de escuela y los colaboradores tendrán la misma docencia que los catedráticos, cuestión bien lógica, porque docentes somos todos.

Este acuerdo es la aplicación del artículo 14 del Estatuto del Personal Docente e Investigador que están negociando a nivel estatal los sindicatos y el Ministerio. Pero ahora ya es un acuerdo en firme, es decir, que no se va a cambiar en el estatuto. Por ello se quiere comenzar a aplicar en el inicio del curso que viene (de hecho muchas universidades ya lo estaban aplicando). Si el estatuto se aprueba, por ejemplo, a finales de octubre, habrá que cambiar muchos planes docentes en la ULE para adaptar a la nueva ley la carga docente de Titulares de Escuela y Colaboradores que ha impuesto el vicerrector en nuestra universidad. Porque el Estatuto tiene rango superior a cualquier decisión o plan de dedicación académica que establezca una universidad particular. Parece que, como decimos, las cuentas no le cuadran y el curso que viene podemos estar rehaciendo planes docentes cada tres días.

Pero esto sólo es el inicio de las rebajas. Porque todos los planes que ha presentado el vicerrector parecen sacados del manual de economía neoliberal más tradicional: recortar personal (profesorado, personal de administración y servicio, etc.), intensificar la dedicación con horas extras no contabilizadas, hacer cuentas para dotar de personal con la docencia del año pasado cuando se implantan los nuevos grados, etc., etc. Algunos ejemplos de estos planes: si la participación como tutor en el Plan de Acción Tutorial hasta ahora suponía un crédito docente, estas rebajas fantásticas del vicerrector de la ULE, lo reducen a medio crédito. Es decir, el trabajo docente que suponen las reuniones con el alumnado que tutorizas, las reuniones de coordinación entre el profesorado que tutoriza, la atención individual de alumnos y alumnas, etc., todo ello, cuenta en la carga docente del profesor que asume ser tutor como medio crédito de docencia; dar clase en un Máster Oficial no se tendrá en cuenta en el cómputo de la docencia del área; los complementos de formación no se computarán; las asignaturas de libre elección curricular no se tendrán en cuenta en el cómputo de la docencia del área. Y hay más ejemplos que se reducen a lo mismo: rebajas, rebajas, recortes, recortes-¦

Y, además, hay una coletilla que aparece reiteradamente en todos estos planes del vicerrector: se contarán estos créditos docentes «siempre que las disponibilidades presupuestarias lo permitan». Es decir, se os contará vuestro trabajo, siempre que haya dinero, si no lo tendréis que hacer «gratis et amore ». Y como el plan Bolonia es a coste 0 y el vicerrector lo ha asumido obedientemente, ya sabemos cuáles van a ser las consecuencias.

Lógicamente, buena parte del profesorado está planteándose dejar de hacer aquello que «no cuenta» o que «cuenta de una forma tan cicatera» que, como decían varios profesores de la Universidad, es un desprecio absoluto a la labor que hacemos y a la calidad del trabajo docente que desempeñamos. Si no te cuenta el trabajo que haces en tu empresa, ni te pagan por él, por qué lo vas a hacer. Somos profesionales, no masoquistas, se dicen muchos profesores y profesoras.

En definitiva, parece que estamos en manos del gerente del banco de Santander en vez de un representante de la comunidad universitaria elegido para mejorar la calidad de la Universidad y representar los intereses de esta comunidad universitaria ante la Junta de Castilla y León, gobernada por un Partido Popular empeñado en privatizar todos los servicios públicos y convertirlos en negocios rentables. Esta no es la Universidad que queremos. Nuestros representantes elegidos en este equipo rectoral parece que «representan» más los intereses de la Junta y nos los imponen a golpe de recorte e imposición, en vez de representar los intereses de una comunidad universitaria que quiere construir una universidad realmen te al servicio de toda la sociedad para hacerla más justa, más sabia, más universal, más equitativa y más comprensiva.

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