Cerrar
Publicado por
luis artigue
León

Creado:

Actualizado:

El aullido

Debemos mucho a los vencidos, los excéntricos, los «locos»; aquellos que vivieron la vida sin hacerlo todo como se supone que debe de hacerse porque, lejos de limitarse a sobrevivir, adivina ron que el mundo podía ser de otra forma. Pero, aún más allá, algunos de estos visionarios aprovecharon la creatividad radical de su supuesta locura para ir forjando, como quien se quema a lo bonzo, una obra a costa de sí mismos. En este sentido Alejandro Sawa (1862-1909), escritor y bohemio, referencia imposible, libertino soñador y tabernario que inspiró a Valle Inclán su personaje Max Estrella, es uno de nuestros mejores locos quijotescos. Acaba de ser reeditada la novela de Sawa, Declaración de un vencido (Ed. Cátedra, excelente edición crítica de Francisco Gutiérrez Carbajo) y leerla ahora se parece a encender una vela por la revolución que no pudo ser. En sus páginas Carlos Alvarado Rodríguez, «enfant terrible», joven literato de provincias de personalidad quebradiza, viene a Madrid para formar parte de las tertulias, las academias, las redacciones de prensa y los ateneos, pero acaba chocando contra la incomprensión más absoluta. Insiste.

Vive el Madrid reaccionario finisecular y lo critica; reflexiona con talento a partir de lo real. Desciende a los bajos fondos-¦ Se había enamorado antes de una muchacha de dulzura prerrafaelista que le desdeñó por su insolvencia, y ahora cae en brazos de una joven prostituta. Esta otra mujer podría haber significado su redención, pero Carlos, como el propio Sawa, sabemos desde el principio que ha nacido para la tragedia... Nada como la biografía de un fracaso para explicarnos el sinsentido del mundo.

Varios aciertos estilísticos hacen de esta obra de influencia romántica y estética decadentista algo singular. El primero es su estructura narrativa no lineal sino en forma de pastiche, la cual incluye metaliterariamente varios grados de ficción junto a lúcidas reflexiones sobre el arte, la prostitución, el periodismo político, la vida, la explotación obrera-¦-. Otro acierto es su prosa inconcebiblemente bella por momentos, aunque traspasada de melancolía siempre pues en estas páginas el contenido desborda la forma.

Como con brillantez erudita se señala en la introducción ésta es la novela más autobiográfica de Sawa, y por eso oscila este el documento y el autobiografismo. El texto huye del acercamiento a esa perfección que nu nca se alcanza, y esa opción formal está al servicio de la narrada historia de Carlos, este joven excesivo como un pecador cósmico. Así nos muestra elocuentemente Sawa como la bohemia es un territorio a medio camino entre el ascetismo y el hedonismo que incluye cierta dosis de ese delirio mesiánico llamado malditismo-¦ La lucidez de la locura-¦ Carlos Alvarado, como el propio Sawa, acaba advirtiéndonos de los peligros de las oscilaciones pendulares de la mente. Pero asimismo, como el Quijote, nos sugiere que la locura creativa no es una periferia sino el verdadero centro...

Vivimos hoy mirando d esde la barrera, como leemos, pero bueno es recordar a veces a esos héroes a los que no podemos seguir. Por eso les recomiendo la lectura de este libro.

Cargando contenidos...