Diario de León

la opinión del lector (I)

La capilla de Currito

Publicado por
Familia Morchón-García
León

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El pasado día 16 fue publicado en el apartado la Opinión del Lector la carta titulada «Una donación para la Plaza de Toros» firmado por don Laureano Pérez Pardo. Su publicación ha supuesto un enorme disgusto para toda la familia pero en especial para nuestra madre pues todo lo relacionado con la capilla de la Virgen del Camino de la Plaza de Toros de nuestra ciudad tiene una especial afectación para ella y más en este caso al haber sido puestas en entredicho cuestiones como son nuestra buena fe, honorabilidad o sentimientos como la desmedida devoción que profesamos y profesó Currito hacia Nuestro Padre Jesús Nazareno así como el espíritu cristiano que deben regir las vidas de aquellos que, como nosotros, cuidan de una capilla. Lo relatado por el señor Laureano López Pardo simplemente no es verdad, en ningún momento hizo referencia a que la foto enmarcada que me entregaba se tratase de una donación y por tanto fue devuelto a su propietario por el canal más adecuado en ese momento, dado que la capilla tenía que ser cerrada en aquel momento y al día siguiente habían de ser retirados todos los enseres así como exorno floral y proceder a su limpieza. El señor Laureano ya conocía desde el día 24 de junio que su fotografía enmarcada del paso del Nazareno no iba a ser colocada, no sólo porque no hubiese sitio, sino porque ya hay en la capilla otras dos imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Cofradía leonesa del mismo nombre, se trata en el primer caso de un óleo sobre lienzo situado en la bóveda de la capilla y en el segundo de otro óleo sobre tabla enmarcado situado en el centro de la pared lateral izquierda, siendo éste el último encargo que nuestro esposo y padre, guiado por su devoción a la citada imagen, hizo antes de su fallecimiento a finales del año 2004 a su amigo el pintor y autor desinteresado de todas las pinturas de la capilla, Rodrigo Blanco. No nos duelen prendas en manifestar que nuestro padre fue un «inolvidable maestro de papones y cofrade de las aceras» como así le denominó nuestro querido hermano Vicente Díez. La capilla, para quien desconozca tal extremo, está dedicada a la patrona de la región leonesa Nuestra Señora la Virgen del Camino, un cuadro con su imagen preside la misma, un azulejo anuncia su nombre en la entrada, una dedicatoria al óleo sobre tabla en la parte derecha del frontal así lo confirma con la siguiente inscripción: «In memorian Eugenio Morchón «Currito» Torero leonés Promotor de esta capilla, en homenaje a Nuestra Señora del Camino Patrona de León, 22-VI-2005» y que fue descubierta en un sencillo acto lleno de recuerdos y emociones, arropado por quienes fueron amigos de Currito y por aficionados que a modo de homenaje a nuestro esposo y padre quisieron estar allí con nosotros y del que este periódico también quiso participar y dar cuenta en la contraportada de su edición del 23 de junio de aquel año con la firma de la redactora del mismo María Jesús Muñiz. En aquel artículo ella relataba cómo Currito se había hecho cargo de la capilla, dolido en su orgullo de leonés y de torero cuando Curro Romero al salir de aquella entonces lúgubre capilla presidida por un simple cartel fijado con chinchetas le preguntaba a Currito si León no tenía patrona, ese fue el detonante que hizo que año tras año con su empeño y el de nuestra madre consiguiesen llevar a buen termino el cumplimiento de la promesa que hizo en aquel preciso momento para dignificar el oratorio de la Plaza de Toros de nuestra ciudad, contó para ello con el beneplácito e inestimable ayuda de la familia Postigo, propietaria de la plaza y la desinteresada colaboración de amigos como el antes mencionado Rodrigo Blanco, Santiago Valverde o Prudencio, consiguiendo así lo que la capilla es a día de hoy. Que no dude nadie, ni el señor Laureano ni aquellos otros que ahora sí y no antes se acuerdan de que la Plaza de Toros de León tiene capilla, que nosotros los herederos de Currito mantendremos vivo su espíritu y sus deseos que allí perviven, de cómo quiso él que fuese y es la capilla, nadie mejor que un torero como él fue y que tantas veces rezó en aquel mismo lugar antes de hacer el paseíllo puede saber lo que quienes se van a jugar la vida instantes después esperan encontrar en aquel entrañable rincón, que no es otra cosa que un lugar de oración, recogimiento y reflexión y no una exposición fotográfica de la Semana Santa leonesa, que tiene su momento y su lugar. Si alguien debe de reflexionar no seremos nosotros.

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