¿Quién no ha devuelto un regalo?
Panorama | carlos carnicero
La proporción es casi siempre lo más importante en la vida: saber distinguir entre lo que corresponde y lo que no corresponde. Esteban González Pons, dentro de la estrategia organizada por el PP para justificar las donaciones y regalos de los implicados en la trama Gürtel a miembros destacados del PP, se preguntaba: ¿quién no ha recibido regalos en Navidad?. La pregunta es sencilla de responder después de una aclaración imprescindible: ¿Francisco Camps dijo la verdad cuando afirmó en sede parlamentaria y después en el juzgado «mis trajes los pago yo» o por el contrario ha estado vistiendo de sastrería por cuenta del señor Correa durante los últimos años? Porque lo primero que habrá que aclarar es si mintió, como parece, y si también lo ha hecho la alcaldesa de Valencia, que primero negó haber recibido regalos y luego precisó que más importantes que los suyos debieran ser los del presidente de Gobierno.
Al señor González Pons hay que responderle que mucha gente, con exquisita cortesía, ha devuelto un regalo con la simple explicación de que la importancia del mismo hacía imposible su aceptación. No sé si el límite está en un jamón de Huelva o en una lata de anchoas; pero desde luego un automóvil de lujo, un montón de trajes de sastrería o una colección de bolsos de más de mil euros son regalos que merecen ser devueltos.
Ahora la cantinela es que todos los políticos reciben regalos. Es la línea de defensa adoptada por el PP junto a una supuesta conspiración contra ellos. No sé si es edificante que el tesorero del PP y senador Bárcenas se gaste casi veinte mil euros en un safari y que la alcaldesa de Valencia sea aficionada a la marca Luis Vuiton pero lo que no cabe duda es que gustos tan exquisitos se los tiene que pagar uno mismo o aceptarlos como regalo de aniversario de su cónyuge. Lo demás es abrir la vía para determinar que todos los políticos sin excepción son una panda de delincuentes