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la opinión del lector (2)

Cuestiones de Pero Grullo

Publicado por
Francisco Courel Fernández. LEÓN
León

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Bajo este título, señor director, trato de llevar a su periódico dos cuestiones verdaderamente candentes, cuales son los incendios forestales. Conviene aclarar que el que redacta esta carta es un militar de carrera, de noventa y dos años bien cumplidos, al que le sobra, evidentemente, experiencia guerrera. Pues bien, vayamos al grano que ahora nos ocupa, que son los incendios forestales: cada vez que veo en los telediarios al helicóptero consabido lanzar su carga de agua pulverizada sobre la llamas inmensas de un incendio forestal, me dan ganas de reír —más bien de llorar, pensando en la riqueza forestal que está en juego, en las vidas humanas que se exponen y en la coste excepcional que todo ello supone—; me dan ganas de reír, decía, al contemplar la inutilidad del método de extinción empleado: Yo, sin presumir de nada, ahora que se ha pensado, acertadamente, en el ejército para intervenir, cuando fuere necesario, en este tipo de catástrofes, me imagino, con poder, al frente de una unidad encargada de esta misión. Lo primero que haría sería organizar el servicio de información para detectar de inmediato el foco inicial del incendio; y, detectado éste, orden a la base aérea cooperante para que despliegue de inmediato el primer avión, de los que deben de estar preparados al efecto, con un mínimo de veinte bolsas de plástico cargadas, cada una, con una tonelada de agua, para «bombardear» con ellas, inmediatamente, el focoinicial. Esa tonelada de agua que lleva cada bolsa sí que llegaría con eficacia hasta la misma base de las llamas, al romperse contra el suelo incendiado. Por supuesto que si no fuese suficiente con este primer «bombardeo», y antes de que regresase a la base el primer avión, ya habría despegado el segundo para continuar la labor.Así de sencillo señores... He contemplado bastantes veces con rabia el ir y venir del helicóptero con su inútil bolsita de agua pulverizada, hora tras hora, día tras día... El método que propongo —queridos compañeros— ahorraría cantidades ingentes de dinero, de vidas humanas, y de masa forestal —que tanto enardece, no sin rigor, a los buenos ecologistas.