la opinión del lector (II)
Las musas también gozan de veraneo
El último día de julio, viernes a las ocho de la tarde en Veguellina de Órbigo, cuatro de las nueve musas iban a descender del monte Parnaso a veranear en un pueblo besado por el Órbigo y precisamente en un atrayente remanso sito en Veguellina de Órbigo. Tuvieron sus discusiones con el dios Apolo pero iría do la mayoría determinase. Dejó en libertad a las cinco restantes, para que veranearan donde ellas prefirieran. Él bajaría con las otras cuatro a impregnar de poesía el bello rincón leonés de Veguellina de Órbigo. Apolo se disfrazó de Tomás Néstor que dirigió y presentó a sus cuatro musas, como él lo sabe hacer, con voz varonil, incisiva, veloz, atinada. Primeramente en humano, nombrándolas a las cuatro con un acertado y rápido adjetivo que las distinguía a todas y a cada una; después ya vendrían las cuatro musas vestidas de poesía. Inició su verbo nombrando a Loli Bodas, vestida de luz y alegría, su poesía un encanto, su métrica acertada, su libertad infinita, sus cabellos tan dorados son versos en esta villa, es la Euterpe del Parnaso que nos solaza en Veguellina; hasta acrósticos sabe hacer esta niña tan sencilla. Luego nombró a Manuela Rejas, de más edad y vivencias, abarca todos los temas y los comprime en su rima; es la Melpómene de esta mitología, su «Huracán» una tragedia que infundió miedo en mi vida. Que no se nos acabe nunca, mucho ha rodado en la vida. Citó después a «Olimpia» (enorme ciudad de la Hélade), Lucía Rubio que aspira, temas humanos de aquí, escritos con gran ternura, ama a los hombres, lo sé, lo cotidiano, la vida. Es Caliope encarnada en esta agitada vida, que recorremos al fin con trabajo y osadía. Y llamó Tomás-Néstor Apolo a la última, disfrazado en valentía, con esa forma suya de convertir la irrealidad en una verdad empírica: aquí os muestro a Pilar Sánchez, algunos la conocían, pero había otros que de atrás decían ¿y ésta quién nos la envía? Sonó su verso al final, libre como ella, y qué palabras tan bellas y qué amor y qué ternura. Domina todas las ramas: Haikús, tankas y también sabe de rimas como lo demuestra el soneto a una amiga de endecasílabos de difícil factura. Esta musa es Erato, la musa de Veguellina. Apolo, Tomás Néstor cumplió su palabra, agradeció a las musas sus versos, al ayuntamiento y alcalde su presencia, ayuda, su cultura, su confianza, para que esto continúe aún en años sin bonanza; al público en general su silencio y estancia. Al final con broche de oro cerró la tarde encantada Don Rogelio Blanco, Director del Libro, Archivos y Bibliotecas del ministerio de Cultura, oriundo de La Cepeda. Las musas se han acercado al Páramo, Maragatería, Cepeda y a los ribazos del Órbigo donde el agua florecía.