Aníbal frente al vampírico «gdc»
Crónicas bercianas | r. arias
Conocí personalmente hace unos días a Aníbal Merayo, el flamante secretario general del PSOE en Ponferrada. Compartimos unos cortos y me sabe mal pensar que su aventura al frente de la destructiva agrupación socialista local pueda llegar a mal puerto. Entre unos rabos de pulpo con cachelos Merayo me pareció superficialmente un buen tipo, sin mayores prejuicios y talante campechano, al que le gusta preguntar antes de disparar. Tal vez un punto cándido políticamente o acaso algo taimado. No sé. Como aparentando ignorar lo que se cuece en la caldera del PSOE ponferradino y convencido de tener las manos libres para implantar unas ideas que poco tienen que ver con las de quienes amenazan ya desde hace demasiado tiempo la credibilidad del partido a escala municipal.
Me recordó a aquel general cartaginés homónimo que en el 218 antes de Cristo partió de Hispania con 60.000 valientes y veinte pares de elefantes a la conquista de Italia. Cruzó los Pirineos y los Alpes y se plantó a las puertas de Roma tras derrotar a sus ejércitos. Sin embargo los historiadores no se ponen demasiado de acuerdo sobre por qué no asaltó la capital en un golpe que hubiera resultado decisivo para sus ambiciones.
El nuevo general socialista cuenta con muchos menos guerreros y sólo con algún viejo paquidermo de valía, pero eso sí con un espíritu de cambio más que loable. Así tal vez supere cumbres aparentemente inexpugnables como las que atravesó el de Cartago. Pero no parece muy convencido o por ahora con fuerzas (¿pelotas?) suficientes como para atacar su Roma particular. Si su sueño es conquistar Ponferrada durante los próximos comicios se me antoja que antes deberá sanear esa Roma que es el gdc socialista, un reducto lleno de personajes de ideas y proyectos trasnochados, de prejuicios, de fobias mediático-empresariales; y tan huérfanos de talento y plenos de ego como para no sentirse ni por un segundo responsables de la vampirización y desapego de miles de simpatizantes que llegado el momento rehusan unirse al desalojo de Riesco y del PP de la alcaldía. Si Merayo es capaz de hacer valer sus aparentes ideas renovadoras pero acampa tibio frente a las tristes murallas del gdc es posible que su suerte ya esté echada. El mismo día que le conocí asistí a la presentación del nuevo proyecto de Ismael Álvarez. Por ahora se cirscunscribe a la restauración. Pero quién sabe si el rosa y el naranja preponderantes no tendrán que volverse malvas. En la inauguración de La Violeta quedó patente que no ha perdido ni un ápice de su capacidad de convocatoria. Riesco, en Sancti Petri.