Chantaje a un tribunal
La veleta | julia navarro
L a verdad es que no salgo de mi asombro y me pregunto si en vez de un país de la Unión Europea el nuestro es un país bananero. Y es que el espectáculo de los dirigentes políticos catalanes es inenarrable. Amenazar al Tribunal Constitucional y al Gobierno de España con una especie de sublevación popular si el Tribunal no dictamina que el Estatuto es constitucional me parece un chantaje intolerable en un Estado democrático. Parece que estuviéramos en un Estado donde la democracia es frágil y los tribunales tuvieran que someterse, por miedo, a los dictados de los políticos y si no atenerse a las consecuencias. Pero si es escandaloso el comportamiento de algunos dirigentes del tripartito, también lo es el comportamiento del gobierno, que no ha sido capaz de dejar bien claro que en un Estado de Derecho nadie puede amenazar a un Tribunal como lo están haciendo algunos dirigentes catalanes.
Que el Estatuto no es constitucional lo saben hasta los estudiantes de primero de Derecho, pero en todo caso es el Tribunal Constitucional quién tiene que decidirlo, eso si, con independencia, y no respondiendo a intereses partidistas o personales. Al Constitucional se le está presionando burdamente, como lo vienen haciendo los dirigentes catalanes, y por la puerta de atrás como lo están haciendo socialistas y populares. Y todo esto nos lleva a pensar a los ciudadanos que si el Tribunal Constitucional no se puede permitir el lujo de ser independiente entonces es que nuestro Estado de Derecho no goza de buena salud.
Pero si se ha llegado a ésta situación es a causa de los errores cometidos por el presidente Zapatero en la primera legislatura cuando se comprometió públicamente a aceptar cualquier modificación del Estatuto que viniera de Cataluña. Así, alegremente, sin pensar en las consecuencias. A partir de ahí los independentistas catalanes con la inestimable ayuda del PSC, pusieron en marcha un proceso de reforma del Estatuto de espaldas a la mayoría de los catalanes que como demostraron a la hora de votar en el referéndum, no estaban por la labor de los cambios. Ahora estamos al borde de una crisis institucional, con el Tribunal Constitucional actuando bajo amenazas, y un Gobierno melifluo que es incapaz de garantizar la independencia del Alto Tribunal. Pero la pregunta del millón es qué pasaría si el Tribunal Constitucional dictaminara que hay artículos del Estatuto inconstitucionales, y la respuesta es que no pasaría absolutamente nada, nada, de nada, de nada. Salvo que de verdad este sea un país bananero y a estas alturas de la Historia un grupo de independentistas decida irse a las barricadas. Pero como que no me lo creo.