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LA OPINIÓN DEL LECTOR (II)

Tiránico cibermundo: o estás o quedas fuera

Publicado por
ILIA GALÁN | MADRID
León

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Nos salpican poco a poco más noticias, como frutas maduras que cercanas caen y se abren en el final del verano provocando temores sobre nuestro incierto futuro. Todos han de usar, tarde o temprano, internet, y en la red vivimos o viviremos conectados. Se escandalizaban muchos porque China obligaba a las grandes compañías a filtrar los contenidos, según sus criterios ideológicos, cuando no a espiarlos. Ahora esta tendencia está llegando a Europa y en algunos de los bastiones simbólicos de la libertad, como en Holanda, un juzgado ha condenado las descargas de ciertos contenidos, calificando esas acciones del conocimiento como piratas. También el Reino Unido está planteándose cortar la conexión con la red a quien tome datos sin el debido pago, al que sepa o mire sin pagar. Quien no esté conectado a internet dentro de poco será como alguien fuera de la sociedad, como quien no tiene documentos de identidad o habita perdido en las selvas, sin electricidad, por lo que la amenaza política conlleva un castigo temible. Cada vez son más los que compran libros, objetos varios y hasta la comida por internet, quien mira sus cuentas bancarias, los periódicos digitales, escuchan la radio, ven películas o programas, es decir, toman las páginas que les interesan. Un adecuado rastreo de esa información por parte de un gobierno o una multinacional podría saber los gustos y creencias de los ciudadanos, ya que tendría datos incluso de sus más íntimas preferencias. Ahora, el buscador de información más poderoso del planeta, Google, dice que va a controlar las tendencias y así podremos saber los hábitos de la gente y sus preferencias en información o en ocio según semanas, meses, años y por zonas geográficas. Si la información más detallada sobre cualquier persona puede concentrarse en las manos de alguien, lo que pueda hacer con ella da miedo, porque el poder concentrado tiende al abuso. El día que las cosas se pongan feas, políticamente, y alguien asuma un poder más o menos totalitario, tendrá la herramienta para lograr ser, como nunca, el Gran Hermano de George Orwell arrojando su inquisitiva mirada sobre todos nosotros, lo queramos o no. O controlamos a nuestros controladores o sus invisibles cadenas comenzarán muy pronto a asfixiarnos..