España entre saltimbanquis

Tribuna | Ana Guada

Concejala del Ayuntamiento de León

Una observa, lee y escucha tanto vilipendio que perturba e incluso acongoja. La jefatura socilista no halla el momento de tomar decisiones urgentes y en su lugar impone los momentos en que mejor no tomar ninguna decisión. Los españoles se están quedando sin tragaderas, ahora una mal parida ayuda a los parados a los que se pretende tapar la boca con un puñado de euros. Han tirado una moneda al aire y han decidido izar la bandera de los tributos como parte del amplio repertorio de disparates y titubeos de un Gobierno convertido en un auténtico circo. Tenemos una autoridad cutre, y lo siento, pero a los maniacos de la última palabra parece que les va el pitorreo y la sandunga con tanto invento y tanta espontaneidad.

«Mentira, engañifa, majadero, chulo, timador», son sólo algunas de las galanterías de los espñoles hacia un Gobierno al que le va despellejar el toro y cuyo presidente lleva a cuestas la animosidad y el enfado. Habría que recordarle que dirige un país saliente de guardia, sin resaca y con la digestión hecha de atrocidades del pasado. Aguantamos sin remedio a ministros y m inistras de los que sólo cabe avergonzarse. Un galimatías aquello de ser vivo pero no ser humano, todo vale con tal de justificar una nueva ley para liberalizar el malogro de la vida.

Aniquilan símbolos religiosos, imponen el adoctrinamiento para cavilar como ellos y lo llaman educar para ser ciudadanos. así no se goza de libertad porque uno solito se crece en valores sin que le metan en un redil a las órdenes del pastor.

Y mas prohibiciones, la amargura acabará adueñándose de los fumadores, ni escuchar música en alguna playa, y por supuesto nada de top-less. Mejor tapaditas para no coger el virus de la gripe A, por cuya vacuna seguimos esperando. Y que me dicen del batallar por la simetría hombre-mujer, mal vamos si los colectivos feministas se dedican a mendigar encierros sólo para féminas, un buen pescozón para las mujeres que ya corren delante de los toros.

Una se pregunta como entre tanto progre nos salpican cuestiones inimaginables en una democracia crecidita. Esto se parece a un régimen de adelgazamiento donde lo que adelgazan son las libertades. Sólo le queda al PSOE crear un himno para su propia vanagloria y después todos a cantarlo a la entrada de los colegios y centros de trabajo. España se desparrama entre tanto saltimbanqui en medio de una panorámica que ha situado a los políticos en uno de los principales quebraderos de cabeza de los ciudadanos.

Una se abochorna al contemplar que los que deberían solventar los problemas se transforman ellos mismos en un problema. Preocupante sin ninguna duda, mientras profundiza la espiral de crisis que vivimos ante la que el Gobierno ya se encarga de subir el IPC a base de aumentar los impuestos sobre hidrocarburos, el tabaco y la tarifa de la luz.Con tanto bandazo acabaremos mareados, provocan un agujero presupuestario porque gastan demasiado inútilmente y con alegría para luego chuparnos la sangre.

Cuanta fullería, cuanto ardid y engaño a los españoles con la política del «pan para hoy y hambre para mañana», en un continuo intento por eclipsar las calamidades que se viven tras los frios datos del paro. España clama por un  Presidente sesudo y cuerdo que nos sorprenda con la senda del crecimiento.

Mientras aquí, los gobernantes locales se regocijan entre el polvillo azuzado por las obras financiadas por el célebre Plan E, dinerito fresco para los ayuntamientos que el Gobierno ha conseguido con la deuda comprada por las entidades financieras retirando el crédito a las pymes y los autónomos. Ni con eso levantamos cabeza, la ciudad continúa hecha un asquito.

El gobierno de aquí sigue subyugado a un pacto amodorrado cuyos augurios han sido abolidos por ellos mismos hasta en las conversaciones. Mencionar la creación de la autonomía leonesa, la supresión de los peajes de las autopistas, la llegada del AVE, ó la autovía León-Valladolid, más parece un acta defunción. Para ellos tienen.