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LA OPINIÓN DEL LECTOR (I)

¿Dialéctica o bramido, en qué quedamos?

Publicado por
FRANCISCO COUREL | LEÓN
León

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Señor director: ¿Me perdona que le diga al oído —en soniquete, sólo en soniquete o sonecillo— cuatro cosas, en relación con el introito -o antífona de entrada, si prefiere- para que las medite y decida pasarlas o no, luego, al linotipista de turno, que las alumbre…? Supuesto el ¡sí!... ¡al toro…, que es una mona! . Dialogar —señor director—, refutar, replicar, aducir y la retahíla de homónimos o parónimos verbales que se nos ocurran, han sido el meollo o enjundia del discurrir de la civilización, desde Atapuerca a la ONU, pasando por los hititas de la Anatolia profunda, los asirios, los tebanos del Alto Egipto, los peripatéticos del Ateneo de Demóstenes, hasta los «quousquetandem catilinarios» del Cicerón del «pravo naso», en el Senado romano… y hasta —si se tercia— alguna que otra intemperancia de las de nuestro Parlamento de hoy en día. Pero el aullido, señor director, para mí. y para cuantos tenemos el orgullo de sentirnos paletos —paletos de la palurdancia más profunda— que han sentido más de una vez, en las noches profundas del duro invierno —las de plenilunios que hielan los alientos— el aullar de los lobos, sabemos que —en definitiva, y afortunadamente— sólo consiguen revolucionar el aprisco; el revoloteo y cacareo del gallinero, y poner en alerta —sólo en alerta— a mastines y jaurías, por si las moscas… ¡Ah!, se me pasaba,también han conseguido que, los ladridos de sus primos hermanos , llamados perros, hiciesen exclamar, despectivo, a aquel singularísimo Caballero de armas tomar, llamado El Cid Campeador: ¡Ladran, luego cabalgamos!