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LA OPINIÓN DEL LECTOR (I)

Notas en la memoria de Laurentino Sánchez Pagín

Publicado por
CÁNDIDO ALONSO HIDALGO | CASA DE LEÓN EN MADRID
León

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Este inicio de curso para la Casa de León en Madrid no puede ser igual al de otros años. El día 4 de agosto, en el Hospital de León, adonde había sido llevado ese mismo día al sentirse mal en su querido pueblo de Burón, falleció Laurentino Sánchez Pagín, el amigo de muchos (los que él creía que se lo merecían) y un poco el alma mater de nuestra Casa. Al entierro y funeral acudieron el presidente de la junta directiva, José Rafael Álvarez, y varios socios y directivos. Con su muerte se ha ido el máximo y mejor referente de la historia interna de la Casa. Laurentino ha sido, durante casi los últimos 25 años, el más fiel colaborador de cuantos hemos pasado por cargos de representación en la Casa, que él consideraba, por derecho propio y adquirido, muy suya, a la que dedicó mucho tiempo, gran esfuerzo y sobre todo cariño. Fue el servidor, no servil, pero por encima de todo un leal colaborador, cumplidor sin reservas, honrado a carta cabal, siempre dispuesto a hacer cuanto estuviera en su mano sin escatimar esfuerzo o tiempo. Persona de absoluta lealtad y confianza, incluso, en algunos casos, hasta confidente. Era nuestro cascarrabias, lo digo con la mayor simpatía y afecto. Respetaba a quienes le respetaban a él y nunca admitió, ni dio la más mínima tregua, a quienes venían a aprovecharse de la Casa, a los arribistas y egoístas, que los ha habido y los habrá. Tenía un especial olfato para localizarlos y ponerlos en su sitio sin andar con rodeos. En estos casos era tan directo y áspero, como era presto a colaborar con quienes consideraba que trabajaban por la Casa y no venían a servirse de ella, sino a servirla, con mayor o menor fortuna, pero a servirla. Revivo ahora en la memoria cuando, en el otoño de año 1985, tal vez 1986, nos dijo a Carlos Marcos y a mí que acababan de prejubilarle en «Barreiros» y que se consideraba muy útil todavía. Esto, su interés por las cosas de León y de la Casa en particular, nos llevó, de común acuerdo, a que se incorporara de inmediato, para ayudar y descargar de trabajo al Sr. Moreno, que llevaba la secretaría administrativa de la Casa, la misma que, al poco tiempo y por fallecimiento de citado Sr. Moreno, pasó a llevar Laurentino hasta ahora que su gastado corazón se le paró, en su querida y alta montaña leonesa, en Burón donde había nacido hace casi 83 años. Esa montaña tan pegada al cielo, en esta ocasión, para llegar más deprisa. Aquí, en nuestra Casa de León en Madrid y entre nosotros, deja un hueco enorme, muy difícil de llenar. Siempre será bien recordado por lo mucho que hizo por esta Casa que tanto quiso y con el agradecimiento de los que le tratamos en proximidad que valoramos, como se merece, su trayectoria y ejecutoria ejemplar. Con nuestro respeto y sentido afecto, descansa en paz, amigo. En la Casa de León en Madrid, el día 26 de septiembre, celebraremos una misa por su eterno descanso, seguida de un acto de reconocimiento y recuerdo en el que intervendrá el coro de la Casa del que Laurentino formaba parte.