Gürtel y Camps
En blanco | p. calvo hernando
Nunca sabré si es mejor aguantar las barbaridades, por aquello de no entrar en el juego del barbarizante, o repeler la agresión con todas las fuerzas. Lo digo, claro, por la bárbara ofensiva de los dirigentes del PP, que han llegado a asegurar que estamos en una dictadura y que este Gobierno es un régimen no democrático, entre otras muchas piezas memorables que todavía no entiendo cómo no han echado a la calle a todos los buenos demócratas de este país. O se puede tomar todo a broma, que es una opción. El penúltimo bromista había sido Francisco Camps, que se cree purificado y liberado por la decisión del Tribunal Superior de Valencia de sobreseer la parte de la trama Gürtel que le afecta allá en su tierra y que le ha llevado a soltar necedades toneládicas. Porque el asunto es recurrido al Tribunal Supremo y porque lo judicial no quita lo político y lo ético, pero más porque la trama es seguida también por el Tribunal Superior de Madrid. El juez Pedreira acaba de solicitar al de Valencia todos los datos, documentos y detalles de las relaciones de Correa y su trama con el Gobierno valenciano, en aquellos aspectos en los que el Tribunal valenciano no se había declarado competente, que son casi todos menos lo de los trajes. Y de ahí pueden salir delitos mucho más graves que los exonerados por De la Rúa. Lo que significa que el president de la Generalitat valenciana no ha sido purificado ni liberado del caso Gürtel ni por lo más remoto. Porque la justicia no tiene una sola cara y porque nunca se puede cantar victoria antes de tiempo. De modo que todavía va a tener muchas oportunidades de volver a insultar a las instituciones, incluso las de Justicia. El otro día el todavía president clamaba que él lo que quiere es democracia, libertad, justicia, esfuerzos, sueños y más sueños. Está muy bien eso, pero donde no amenace con acabar con todo ello.