La jungla de asfalto

Recientemente ha habido importantes reformas en la normativa de circulación, y ya sea por la nueva Ley de carné por puntos, por las reformas del Código Penal que han endurecido las penas en materia de seguridad vial, por las campañas de sensibilización o por todo ello, el hecho es que las cosas han mejorado considerablemente, y esto se refleja en el número cada vez menor de accidentes y de víctimas. En el verano que acaba de concluir (julio y agosto) «solamente» ha habido 377 víctimas mortales, frente a las 447 del 2008 ó 807 del 2002. No obstante, los progresos se ven empañados con noticias como estas que han aparecido en la prensa. — En la campaña realizada entre el 10 y el 25 de agosto pasado por la DGT de control de velocidad en Castilla y León, el 45% del total de multas de toda la Comunidad, se pusieron en la provincia de León. — En la ciudad de León, a los infractores se les cobran las multas de tráfico pero no se descuentan los puntos del carné y ello a pesar de que en León se encuentra la sede del Centro Estrada (Centro Estatal de Tramitación de Denuncias Automatizadas) de la DGT. Como se ve, León ¡resiste! (recordemos que hace años cuando la obligatoriedad de utilizar el cinturón de seguridad se extendió al casco urbano de las ciudades, el alcade de León decidió que en su ciudad no se aplicaría esa norma). Ahora bien, si se quiere conocer la auténtica «jungla de asfalto» hay que venir a Ponferrada, ciudad en la que vivo desde hace unos años. Aquí no se utiliza el cinturón de seguridad; se conduce hablando por el móvil; hay muchos niños que viajan sin las debidas medidas de sujección; se aparca en cualquier parte, no respetándose paradas de bus, pasos de peatones, rotondas, aceras, jardines, zonas peatonales, de carga y descarga, o espacios reservados para minusválidos y ello con la seguridad de que en la mayoría de los casos, no serás sancionado ni la grúa se llevará tu vehículo. Mención especial merecen los ciclomotores, motocicletas y quads, que en infinidad de ocasiones circulan a velocidad excesiva, sin luces, por la acera, por dirección contraria, haciendo un ruido atronador de día y de noche, compitiendo o haciendo «caballitos» y en algunos casos sin utilizar casco. El número de multas o de intervenciones de la grúa parece insignificante si tenemos en cuenta el elevado número de infracciones que se cometen con total impunidad y me imagino que esto se debe en parte al hecho de que la ciudad, que ha crecido a un ritmo vertiginoso, tiene un déficit de 60 policías para que se cumpla la ratio nacional. Como se puede ver, éste es un problema muy grave, que requiere una urgente solución, pero que no parece ser una prioridad para las autoridades de Ponferrada.