La hora de Rajoy
La veleta | julia navarro
Mariano Rajoy ha decidido que el caso Gürtel no existe y que lo que se va conociendo del sumario no arroja nada nuevo para que él se tenga que preocupar. No sé si de tanto repetírselo y de repetirlo se lo ha llegado a creer, pero la verdad es que resulta patétic o que un dirigente político se empecine en negar la evidencia en vez de adoptar decisiones.
La máxima de Mariano Rajoy debe de ser que si la realidad no está de acuerdo con él, peor para la realidad. Pero la realidad es que el caso Gürtel es un escándalo político que alcanza a personajes importantes del Partido Popular, que, además, puede ser parte de la financiación irregular del Partido Popular, según apuntan algunos medios de comunicación. Estos días hay quienes establecen un paralelismo entre el caso Gürtel y el caso Filesa ¿recuerdan? Pero entre ambos casos hay una diferencia sustancial. Filesa sirvió para la financiación irregular del Partido Socialista, pero ninguno de sus dirigentes se llevó una peseta a su casa, mientras que en el caso Gürtel, la compra de coches, relojes, bolsos y regalos de alto standing para algunos dirigentes del Partido Popular, añaden un matiz más escandaloso.
Pero volvamos a Mariano Rajoy, que aspira a ser presidente de Gobierno, y yo me pregunto si los ciudadanos pueden poner nuestro país en manos de alguien que decide ignorar la realidad porque esta no le favorece. ¿Si Mariano Rajoy fuera presidente, qué haría con los problemas? ¿los dejaría dormir hasta que se resolvieran por si solos? ¿tiene temple para encarar situaciones difíciles y dar una respuesta rápida?
El caso Gürtel no es un invento gubernamental para atacar al Partido Popular, es una trama en la que participaban personajes importantes de la familia popular, y más allá de las responsabilidades penales que determinen los tribunales, hay responsabilidades políticas que se deben de dirimir ya.
Rajoy no puede pretender ser candidato a presidente lastrado por la presencia en su entorno más inmediato de dirigentes políticos que están implicados en el caso Gürtel. Y su pretensión de que las urnas eximen de responsabilidad, además de un disparate, es pan para hoy y hambre para mañana.
Ni Mariano Rajoy ni el Partido Popular podrán volver a hacer ningún alegato en contra de la corrupción si no son capaces de limpiar de inmediato su propia casa. Ser un líder político pasa, entre otras cosas, por ser capaz de adoptar decisiones por difíciles que resulten y, una de dos, o Rajoy es incapaz de adoptar decisiones o se ha instalado en el cinismo al intentar negar la realidad tomando por tontos a los ciudadanos.