Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La gaveta | césar gavela

El nacionalismo es una ideología reaccionaria. Y un sentimiento peligroso. O risible, según los casos. El nacionalismo es enemigo de la Ilustración, es fruto obsesivo y lejano del Romanticismo. Que tuvo sus cosas buenas, y las tiene, pero también sus inquietantes concesiones a lo irracional.

Ilustración es ciencia y filosofía, caminos hacia la luz y la libertad. El Romanticismo -”nacido en la oscura, desunida y pobretona Alemania de finales del XVIII-” fue un revolucionario cauce para el arte y el misterio, pero también, y a su pesar, para la barbarie y el gregarismo. Para lo étnico-religioso, espeluznante cosa.

Nunca pensé que en León pudiera aparecer esa dolencia social, esa enajenación que suele atacar a hombres jóvenes de poco refinamiento. A personas de vida modesta que se disfrazan de guerreros de la penumbra. El nacionalismo es torpe y excluyente. Y un gran absurdo en una Europa que está obligada a unirse en una sola estructura estatal si quiere competir en serio con gigantes como USA, China, India, Japón o Brasil. Los nacionalistas de León son pocos, pero hacen mucho ruido. Son semicultos, pero se disfrazan de cultos. Son atrevidos. Aparte de ello, no solo reivindican idiomas desaparecidos -”extrañeza que es de admirar-” sino que se atreven a colocar sus quiméricas palabras en los impresos municipales. Porque la osadía nacionalista no conoce freno. El que cae enfermo de esa carencia ruidosa es muy difícil que cure. En todo caso, se resigna, se aburre, se adocena y se embarulla de palabras que no entiende.

La deriva filonazi de la Llionpedia es tan grave como previsible. El nacionalista siempre acaba en la ultraderecha. Aunque se disfrace de izquierdismo, como hacen los abruptos y castizos iletrados que rigen el nacionalismo radical catalán. El nacionalismo aborrece la libertad, la igualdad, la solidaridad, el universalismo. Se refugia en el cántico lúgubre de la patria, en la reliquia del llanto y la subvención y en un enorme complejo de inferioridad. Es la vía muerta. Mejor dicho: la vía de los muertos. Porque donde el nacionalismo triunfa, la muerte triunfa más.

Sí, decir esto de la Llionpedia puede parecer disparate. Pero sucede que esta página web pronto ha enseñado las orejas del discurso delictivo al que tan caro es el nacionalismo. La Llionpedia, proyecto respetable y estrafalario a la par, no es ajena al protagonismo de diversos chiflados. Como tantas cosas del leonesismo radical y manipulador. Porque no dudo de que existe un leonesismo noble y decente. De difícil futuro, pero digno y necesario. Sólo uno de cada noventa españoles vive en la provincia de León. No sé si con esos mimbres se podrá crear una comunidad autónoma propia; yo creo que no. Pero acaso se pueda extender el régimen jurídico de las ciudades autónomas (como Ceuta o Melilla) a la ciudad de León, que es el único lugar del universo donde hay un número apreciable de leonesistas. Y dejar el resto de la provincia libre de llionpedias, y buscarle una capital, claro. Podría ser la también romana Astorga, que está en el centro.

tracking