Hipatia

Canto rodado | ana gaitero

Filósofa, astrónoma, matemática... una mujer excepcional para su tiempo, el siglo III. Una sabia a la que su padre le proporcionó oportunidades que ella supo aprovechar. Poco se sabe de Hipatia, como de tantas otras mujeres que han quedado ocultas bajo esa mirada androcéntrica de la historia de la que habla Ángeles Caso.

Hipatia, dama de la sabiduría en la ciudad de la sabiduría, Alejandría, abre el libro Las damas del laboratorio , en el que María José Casado realiza varias semblanzas de científicas. Marie Curie, dos veces premio Nobel, es posiblemente la más conocida.

Se sabe más de su muerte que de su vida. Y ahora se ha convertido en un referente cinematográfico con Ágora , la taquillera película de Alejandro Amenábar. Todo un éxito de público que a la crítica no le ha gustado mucho. Llama la atención que en algunas no se la nombra y en otras se acusa al director de «utilizar» la figura de Hipatia para lanzar un mensaje ateo.

Hipatia, cuentan las crónicas, fue asesinada en nombre del cristianismo cuando esta religión que acababa de salir de las catacumbas era un poder emergente. Ágora refleja la «lucha de clases» del momento. Retrata un Imperio romano en plena fase de descomposición en el que el cristianismo se presenta como la religión de los oprimidos. El imperio se desintegraba y su estructura social, anclada en la esclavitud, era inviable. Pero la masa, ganada emocionalmente, pronto se convierte en instrumento para que los más fanáticos se alcen con el poder.

Ya no hay esclavos, pero el uso de las religiones como instrumento de dominación de los pueblos sigue en vigor en el planeta en nombre de todos los dioses. Hipatia, en Ágora , busca entender los secretos de los astros, pero su universo privilegiado de sabiduría se desmorona en el cataclismo social y personal. Ella lo ve claro al final.