Un nuevo pulso

El salvaje atentado perpetrado en la capital de Irak por terroristas suicidas con un terrorífico balance de muertos y heridos supone un intento de sumir de nuevo al país en el caos. Tanto si la autoría de la feroz matanza corresponde a la célula iraquí de la red al Qaeda como si los responsables son los activistas del antiguo partido de Sadam, el atentado pretendía hacer saltar por los aires la seguridad del país a cargo de los propios iraquíes desde el pasado mes de junio tras la salida de las ciudades del ejército estadounidense. Pero seis años de sufrimiento han endurecido al pueblo iraquí que no ceja y se esfuerza ahora en fijar una ley electoral para que los comicios de enero puedan marcar el punto de no retorno hacia la normalización y la salida definitiva de su país de las fuerzas de ocupación.