Diario de León

la opinión del lector (I)

Un gobierno de oropel

Publicado por
Julio Cabo Fernández. abogado. afiliado al pp. ex
León

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El asunto del Gürtel ha supuesto para el PSOE un envoltorio perfecto con el que ocultar, al menos durante una temporada, el desaguisado estatal. La apelación continua al meritado, resta protagonismo, minutos de juego a los temas capitales y de forzosa actualiadad, deviniendo residuales para un gobierno cuya exclusiva preocupación, sino obsesión, ya son las elecciones del año 2012. Los dirigentes socialistas, a la cabeza el señor Zapatero, se regocijan de una «enfermedad» que padece el Partido Popular, de la cual, sin lugar a dudas, se repondrá para volver aún más vigoroso porque así lo ansían diez millones de votantes. Presumiblemente, es la necedad del partido socialista la que les ha dirigido a ese especie de púlpito divino desde el que predicar a los españoles su transparencia como fuerza política y como gobierno de España, apuntalada en una simple y maquillada publicación de parte en donde se expresan los activos y pasivos de los miembros del equipo de gobierno, para acto seguido hacer escarnio, de la generalidad de miembros del PP, por causa de unos hechos que afectan, directa o indirectamente, a un porcentaje de personas minúsculo dentro de la globalidad del partido. Es de justicia, rescatar de la memoria histórica colectiva, sin que haya necesidad de promulgar ni sancionar ley alguna, que no ha transcurrido tanto tiempo desde que ministros, secretarios de estado, gobernadores civiles, el gobernador del Banco de España, altos cargos socialistas, fueron condenados, entre otros, por el caso GAL, por el caso Fondos Reservados, por el caso Filesa, Ibercorp, caso AVE, todos ellos, por sentencia firme de un Tribunal de Justicia. Las causas por las que fueron condenados eran de tal entidad que en comparación con aceptar un reloj o una corbata, incluso un coche, produce sonrojo, lo cual, no exculpa la exigencia de responsabilidades legales y morales, de quienes no estuvieron a la altura de la confianza depositada por el Partido Popular, para el ejercicio de cargo público. El virus de la corrupción está activo en el oxígeno que respira la política y la función pública; depende de cada cual tomar las precauciones necesarias para prevenir su contagio, posterior enfermedad y consecuencias. Una vez lo anterior, el gobierno de España no puede ni debe ser tan irresponsable como lo viene acreditando al focalizar todo su esfuerzo en sacar el máximo rédito político al referido o similares y, consecuentemente, mermando su dedicación, como máximo garante de los intereses de todos los ciudadanos españoles, para afrontar los graves efectos que la contracción económica está produciendo en el país. La misma saña con el que el PSOE embiste al PP, constantemente, por el tema Gürtel, es el que debe emplear el señor Zapatero en descender el desempleo, en contener el gasto público, en desactivar la restricción del crédito a pymes y particulares, en crear un sistema de protección para los autónomos en el supuesto de desempleo, así como, revisar su fiscalidad gravosa, en defender los intereses de España en el exterior de una manera eficaz y ejemplar, todo lo contrario a lo que se viene haciendo con los incidentes de pesqueros españoles en el Índico. En definitiva, que el PP depure, cuando existan, sus responsabilidades, que la función jurisdiccional despliege toda su eficacia sustentada en algo tan obvio en un estado de Derecho como es la separación de poderes, la presunción de inocencia y el respeto al ordenamiento jurídico y, por último, que el gobierno no busque justificaciones de ningún índole, menos en estos momentos tan complicados, para eludir su responsabilidad de gobernar en la consecución de resultados satisfactorios para amortiguar los efectos de la recesión económica, cuestión que al momento actual ha resultado estéril a tenor de los indicadores laborales, económicos y sociales.

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