Diario de León
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Tribuna | ENRIQUE CIMAS

PERIODISTA

Se ha dicho, y con razón, que el desconocimiento de la raíz de los problemas, e incluso de los problemas sin más, motiva que éstos crezcan y engorden; en España y fuera de ella. Aunque, lógicamente, a nosotros nos preocupen las cosas q ue nos están ocurriendo y que son lamentables y nocivas para la salud física, psíquica y social de los españoles. No es bueno que la mayoría de ciudadanos ignore una situación límite en la cual se está maquinando la forma de descompensar los parámetros de una natalidad natural y regularmente sostenida. Como antes de la Ley de 1.985, a la que, de todos modos, llegamos con un déficit demográfico preocupante. España cuenta con la estadística de nacimientos más baja de Europa y una de las más desoladoras del mundo, así se puso de manifiesto en el Congreso Español de Medicina Perinatal : «Se necesita -”dijeron los congresistas-” una media de 2,1 hijos por mujer para que las futuras generaciones reemplacen a las actuales»; y estamos en el 1,1-¦ Por su parte, el presidente de la Sociedad de Neonatología advirtió de la conveniencia de incentivar la natalidad; «no solo con ayudas económicas, sino con medidas laborales que faciliten a las trabajadoras el poder ser madres»

Estoy seguro de que dentro de un siglo -”tal vez antes-” las gentes de entonces se sorprenderán de la ausencia de una previsión de futuro por parte de las autoridades. Así como de la amoralidad en lo métodos reductores de la natalidad de nuestro país, e iniciados con los seres humanos en proceso de gestación. «Cultura» de la muerte basada en la eliminación (hoy todavía criminosa) del ser más indefenso, el que está empezando a latir en el seno de la madre. ¿Qué clase de rectores políticos -”se preguntarán en la vigésimo segunda centuria de nuestra Era -” crearon semejante exterminio del verdadero tesoro nacional: el de la vida de sus hijos?. ¿Quién pudo imaginar que matando al nasciturus e hiriendo a las madres (y a una conciencia colectiva) se podría levantar el progreso de un país? Terrible azote, ahora mismo, con características de drama descomunal.

Desde la aprobación de la ley del aborto de 1985 hasta el momento presente, España registra el espeluznante dato de ¡casi un millón y medio de fetos destruidos! De cada cuatro seres humanos en gestación, y en condiciones normales para nacer, uno es eliminado. -”¡115.000 «interrupciones del embarazo» , al año!

Tampoco debemos ignorar (¡siempre la ignorancia echando la zancadilla) que la nueva ley «para regular» esta cuestión, y que proyecta el Gobierno, va a pisotear los principios jurídicos por los que se rigió, hasta ahora, el Ordenamiento español. ¿Por qué?, pues sencillamente porque la Constitución Española nos dice: Todos tienen derecho a la vida. Y abunda en ello el Tribunal Constitucional: «La vida humana es un devenir, un proceso que comienza con la gestación, en el curso de la cual una realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente la configuración humana (-¦)». Además, y por si fuera poco esta manifestación doctrinal del TC, el Manifiesto de Madrid (un millar de intelectuales prestigiosos, de todas las ramas del saber) sentencia en uno de sus apartados : «El aborto además es una tragedia para la sociedad. Una sociedad indiferente a la matanza de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma». Y la Conferencia Episcopal Española (CEE) puntualiza: «El aspecto más sombrío del anteproyecto de la nueva ley es su pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado » (-¦); «he ahí una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto «, agregan los obispos. Por último, el Consejo de los Fiscales ha aprobado por mayoría el rechazo a la aludida nueva ley pro-abortista, destacando el organismo en su Informe la necesidad de que los padres debieran estar informados -”hasta los 18 años de sus hijas-” sobre las posibles incidencias que en este sensible terreno pudieran registrarse. Pero no se preocupen, que el Gobierno ya se ha apresurado a decir que informes como el de los fiscales, no son vinculantes-¦

No podemos atascarnos en la inmovilidad. Toda ignorancia que se pudiera engolfar en el pasotismo de determinados conciudadanos hay que remitirla a las Obras de Misericordia: enseñar al que no sabe. Por ejemplo, en materia de «interrupción del embarazo» es preciso que el «gran público» sepa que algunos si que se van a lucrar -”¡y cómo!-” Con la puesta en vigor de la ley prevista por el Gobierno, muchos manipuladores se forrarán. Y para mayor recochineo con impunidad, porque estarán implícitamente protegidos por la misma norma que determina que los padres -”¡por imperio de la ley!-” no sepan nada de lo que hagan, o puedan hacer en materia sexu al, sus hijas menores de edad-¦ ¿Pero ustedes, qué creían?... Al respecto, el más tonto hace relojes-¦

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