Un amago en falso
El corro | pedro vicente
No estamos acostumbrados a que Juan Vicente Herrera intervenga en el debate político nacional. Seguramente porque nunca ha tenido aspiraciones de hacer carrera política en Madrid, el actual presidente de la Junta apenas deja oír su voz más allá de sierra de Guadarrama. De ahí que haya sorprendido a propios y extraños su irrupción en la crisis abierta en el PP nacional para manifestar su «hartazgo» ante la enésima trifulca entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón y su supuesta amenaza con no presentarse en el 2011 si no se pone fin a esas guerras intestinas.
Vayamos por partes. Ese «desahogo» de Herrera se realizó durante una conversación privada, sin cámaras y micrófonos, con un corro de periodistas madrileños participantes en un acto en Valladolid. Su autenticidad fue certificada al día siguiente por el consejero Portavoz, quién añadió lo de la posible renuncia a ser candidato en el 2011, extremo que no había afirmado el presidente de la Junta en la aludida conversación. Puesto que Herrera no ha desmentido al Portavoz, se entiende que suscribe todas sus palabras, aunque luego en público se haya permitido bromear sobre ellas, como hizo días después en León al contestar al respecto preguntando a la gallega: «¿Seguro he dicho yo eso?».
El lance ha dado pie a reacciones para todos los gustos. Desde los que se felicitan de que Herrera haya expresado públicamente un sentimiento ampliamente compartido por la militancia y el electorado del PP, a los que consideran que su salida ha sido intempestiva y que constituye una irresponsabilidad ligar su futuro en la Junta a los problemas internos de su partido. Posiblemente ni a unos ni a otros les falte razón.
En todo caso el episodio ha servido para poner de manifiesto que, en contra de lo que se estaba dando por hecho, el candidato del PP a la presidencia de la Junta en el 2011 no está todavía proclamado. Y también para confirmar algo que era un secreto a voces en su entorno más próximo: Si de él dependiera, Herrera no volvería a presentarse; en el 2011 habrá cumplido diez años como presidente, el plazo máximo que él mismo se fijó para permanecer en el cargo, y preferiría que otro tomara el relevo. Ello explica que se haya podido permitir el lujo de amagar (aunque haya sido a través de su «alter ego») con no presentarse.
¿Quiere ello decir que Herrera no será el candidato? En absoluto. Si se lo pide el partido, accederá otra vez a serlo aun en contra de sus deseos más íntimos. Y hoy por hoy existe un 99 por ciento de posibilidades de que el partido se lo pida. Ello abunda, eso sí, en otra hipótesis que viene rondando «sotto voce» en los círculos más influyentes del PP de Castilla y León. El actual presidente de la Junta aceptará de nuevo la candidatura a condición de ser relevado del cargo a mitad o antes de la siguiente Legislatura, esto es en el 2012 o como mucho en el 2013. Aunque falten como mínimo tres años, ello supone abrir ya mismo las expectativas del melón sucesorio, que señalaría como máximo candidato a heredar la presidencia a quien ocupe la vicepresidencia primera de la Junta en el gobierno que salga de las elecciones del 2011.