Preocupaciones

El rincón | manuel alcántara

Un número creciente de españoles se ha quedado sin ocupación y para llenarles el tiempo libre, que es todo el tiempo, se les somete a encuestas para que confiesen por qué están preocupados. Sabemos por don Manuel Machado que «para descansar, morir». No hay otra receta más efectiva, pero en general deseamos que no se nos aplique hasta el último día de nuestra vida. Hasta entonces preferimos dos cosas: estar preocupados o echarnos nuestras preocupaciones a la espalda. Quienes las afrontan confiesan que la cochambrosa conducta genérica de la llamada clase política, que no tiene demasiada clase, les preocupa más que casi todo lo demás, incluso que el paro y el terrorismo. Hay mucha gente que está convencida de que el primero podría atenuarse si nuestros políticos disfrutaran de un año sabático, extensivo a un quinquenio. En cuanto al segundo problema, se entiende que haya descendido a la división inferior: la gente normal confunde al terrorismo organizado con algunas terroríficas organizaciones amparadas en distintas siglas.

El caso es que media España no gana para vivir y la otra media no gana para preocupaciones. En vista de eso, a muchos les ha dado por ahorrar y han decidido no gastarse lo que no tienen. El miedo al día de mañana, que por cierto es jueves, que diría Tono, está amargando el día de hoy. Las zarandeadas Cajas de Ahorro estiman que las familias guardarán este año un cincuenta por ciento más que el anterior. ¿Cómo explicarse eso sin el miedo al futuro imperfecto? El que tenga un euro que lo custodie. Parece que nuestra preocupación principal es que no cumpla su vocación nómada. Los pródigos o al menos los que no estamos dotados para guardar nada, salvo las formas, estamos perdidos. Dios proveerá, si tiene tiempo.