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León

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Tribuna Carlos Sánchez- Reyes de Palacio

Ex presidente de las Cortes de Castilla y León. Miembro de la Asociación para Reforma de los Horarios y su Homologación

Hace un par de días, cuando salía de casa para dirigirme a la Estación de Campo Grande, en Valladolid, para tomar el AVE hacía Madrid, era noche profunda,-¦ pero, oficialmente, las ocho de la mañana. A esa misma hora unos cuantos muchachos de diez o doce años, con unas caras que denotaban los efectos del madrugón, salían también del portal vecino, camino de su colegio. Se habían levantado, sin duda alguna, como yo, no después de las cinco y media de la madrugada, según el sol, que es el que rige nuestros ritmos vitales, como los de los demás seres vivos del planeta Tierra. Claro es que para estos, felizmente, no rige una hora «oficial» y el gallo o los pájaros no tienen que cantar una o dos horas antes, según lo establecido en una disposición oficial, teóricamente para ahorrar energía.

Felizmente para mí, cuando tenga que volver a tomar el AVE, como para esos críos con los que me cruce el otro día, como para decenas de millones de ciudadanos europeos, a partir de la madrugada del último sábado al último domingo de octubre, tendré que madrugar una hora menos. Pero tendremos que seguir saliendo de noche, sobre todo los españoles, porque para los peninsulares, las ocho «oficiales» seguirán sin ser las ocho, y en otoño y en invierno tardará aún en salir el sol. Lo que no ocurrirá en igual medida a los otros europeos que habitan al este de nuestro país, cuya hora «oficial» es la misma que la nuestra, pero que en su caso, pero no en el nuestro, coincide con la hora solar.

Como ya hace muchos años que ocurre eso (lo de que la hora no es la hora que rige el astro rey), quizás nos hayamos acostumbrado, o resignado, a que eso sea así, e incluso lleguemos a pensar que es normal que sea así, para tener la misma hora que los «europeos», aunque ello signifique que otros españoles (los canarios) tengan una hora distinta a la nuestra y que sobre todo a través de la radio tengamos que oír repetidas veces eso de «son las... , una hora menos en Canarias». Y que yo sepa nuestros hermanos portugueses, los británicos y los irlandeses, que tienen la misma hora «oficial» que los canarios, son tan europeos; ciudadanos de la misma Unión Europea, que los italianos, malteses, o griegos, situados en nuestra misma latitud, pero más al este. Y que yo sepa, según ponen de manifiesto los datos de que dispone Red Eléctrica, ese presunto ahorro energético que se supone origina adelantar los relojes una hora durante los meses de primavera, verano e inicio del otoño, no se produce en nuestro país o, para ser más exactos, en algunas partes de España, como Galicia, donde, como consecuencia del creciente desfase entre la hora «oficial» y la solar que se registra en la medida en que nos acercamos al Poniente, lejos de ahorrar. Como es todavía de noche cuando se inician muchas actividades, hay que encender las luces y se gasta más energía. Claro que, en compensación, los gallegos no necesitan desplazarse al Cabo Norte, en Noruega, sino simplemente a Finisterre, cualquier otro lugar de su maravillosa costa, para observar el sol de medianoche (claro que medianoche «oficial») reflejado en las aguas del mar. Como les he dicho, no está nada claro lo del ahorro, ni se es más europeo, ahora, teniendo una hora más que en Lisboa, Dublín o Londres.

Y es que se nos ha olvidado, al parecer, el porqué esto es así. Pues desde que se tomó la decisión de que nuestra hora, la que nos corresponde por nuestra longitud geográfica, no fuera, sobre todo, la misma que la de Londres, sino que coincidiera con la de Berlín, han pasado muchos años (casi setenta) y muchas cosas, hasta el punto de que la España de hoy se parece, felizmente, muy poco a aquella del hambre, el miedo, la represión y la falta de libertades que era la cruda realidad de entonces. Por que la decisión fue simplemente política. Según nos recordó un miembro de la asociación a la que pertenezco, fue al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ejércitos de Hitler habían invadido las neutrales Holanda y Bélgica, expulsado del continente al cuerpo expedicionario británico y ocupado media Francia y los de Mussolini había atacado por la espalda también a Francia, cuando nuestro Dictador, el General Franco, tras decidir abandonar la neutralidad, para sustituirla por la «no beligerancia» (aunque fueran tropas de nuestro Protectorado las que invadieran Tánger, el mismo día que los alemanes entraban en París), creyó oportuno que la hora «oficial» de la «Nueva España» fuera la de Berlín, la de la «Nueva Europa», que vislumbraba victoriosa, y no la de la «Pérfida Albión», la de ese Londres que la aviación nazi bombardeaba insistentemente. No importaba que la hora de Londres, o de Greewich, fuera realmente también la hora de Castellón, porque por ambos lugares pasa el mismo meridiano, a partir del cual se mide hacía el este y hacia el oeste la longitud geográfica y se establecen los denominados «husos horarios». El que nos corresponde es el GMT (Greenwich Meridiam Time), aunque igual podríamos denominarle «Hora de Castellón», y no el GMT-1, de quienes están inmediatamente al este de nosotros, entre el «meridiano cero», de Greenwich o de Castellón, y el meridiano 15º Latitud Este, tras el cual se sitúan los países que hasta hace poco conocíamos como Europa del Este.

Así, pues, una decisión tomada por la Dictadura, para congraciarse con los regimenes totalitarios, sigue vigente, a pesar del abandono por aquella de otros tics que pudieran identificarla con los derrotados nazi-fascistas, de la restauración de la Monarquía y del establecimiento de una democracia y un régimen de libertades. Y seguimos madrugando más de lo que haríamos si estuviéramos regidos por la hora solar y sin lograr esos ahorros, en los meses en que las noches son más cortas, que «justifican» que dos veces al año la Unión Europea haga cambiar nuestro biorritmo. ¿No se le ocurrirá a nadie eliminar ese resquicio de la Dictadura..., aunque no sea uno de esos símbolos afectados por la ley de la Memoria Histórica?

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